Después de "ocho años acumulados de esfuerzo" cuadrando las cuentas y de disponer de un dinero en caja que no podían gastar en su totalidad, las entidades locales quieren marcar un punto de inflexión. "Este es el momento", aludió ayer Abel Caballero, a propósito de una reclamación ya clásica en el municipalismo: la inversión del superávit y los remanentes presupuestarios. Ahora, para ayudar a la reconstrucción. El alcalde de Vigo encabezó ayer el encuentro entre la junta de gobierno de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que él mismo preside, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la que se avanzó en el uso de esos fondos para la "reconstrucción económica y social" del país desde los 8.131 ayuntamientos. En total, suman alrededor de 10.000 millones de euros, si se tienen en cuenta 3.830 del superávit y en torno a 7.000 de los remanentes, cuyo empleo, en este último casi, hasta ahora estaba vetado por los anteriores ejecutivos. "Jamás nos dejaron utilizarlos", valoró el regidor vigués.

Esta misma semana la FEMP se reunirá con la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, como encargada de coordinar los trabajos de desescalada; y con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, para definir los objetivos. "Lo que hay que estudiar es la dirección en que se gasta eso; es lo que vamos a acordar", anticipó Caballero. El uso del superávit tiene que autorizarse mediante una reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria o vía decreto ley. En estos momentos pueden disponer de hasta el 20%, pero los municipios aspiran a "la totalidad" y a dar por superada una época en la que las cuentas locales eran vigiladas "con especial celo". Desde la FEMP solicitan, además, solicitan que cada entidad local pueda utilizar los recursos adaptándolos a sus necesidades en cada momento y que se inyecte liquidez a las corporaciones si no disponen de él. También se coordinarán los gastos entre todas las administraciones, de manera que sean lo más eficientes posible.

Caballero valoró "muy positivamente" la cita del gobierno de la Federación con el presidente -la segunda en doce años, tras la celebrada en 2008 con Zapatero- y avanzó que las reuniones con el líder del Ejecutivo "se van a repetir cada 15 días", para incorporarse así en "arquitectura del Estado", y poder involucrarse en la fase de "deshibernación". "El presidente nos planteó que en la desescalada nuestro papel iba a ser central". En adelante, el municipalismo participará en las tomas de decisiones.

La FEMP remitió a Sánchez 19 puntos que resumen buena parte de la posición de las entidades locales: sus deseos de acceder a los superávit y los remanentes, medidas en materia de contratación o aspectos de proyectos europeos, con los que ampliar el radio de gobernanza de unas instituciones que se han vuelto a reivindicar por su cercanía en la gestión cuando vienen mal dadas. "Queremos estar y estamos en primera línea de lucha", resaltó el alcalde. Ya sea cooperando en la sanidad, posponiendo impuestos, intentando salvaguardar el empleo de proveedores o en política social .

"Todos los gastos los hicimos exclusivamente con nuestros recursos, sin recibir ni un euro de las comunidades autónomas", abundó, al tiempo que recordó que estas recibieron del Estado una partida de 300 millones y 19 millones para becas comedor. También recriminó a la Xunta no haber tenido "ni una llamada" de Feijóo, ni de conselleiros o altos cargos. Aún así, volvió a tender la mano al presidente gallego.

Desescalada asimétrica

A respecto de la desescalada, Caballero defendió, siempre velando por el plácet de los expertos, por la implantación de "diferentes parámetros" entre territorios, dejando la puerta abierta a la apertura por ciudades. "Es una obviedad que (el desconfinamiento) no va ser por CC AA. Dentro de Galicia, por ejemplo, hay zonas muy diferenciadas. Tienen que tener mucho cuidado en que no se produzca interacción antes de que llegue el momento", incidió. "Hay que sentarse y tenemos que ver qué es lo que sucede en cada comunidad y municipio".