Conocido técnicamente como el Instrumento de Ordenación Provisional (IOP), la norma ha servido como desatascador para recuperar la edificabilidad de unas 50.000 parcelas que, junto con los planes específicos del Casco Vello, Ensanche o Bouzas, permitía resolver la situación urbanística del 70% del suelo de la ciudad. La ordenación provisional ha servido de cauce además para avanzar en la tramitación de casi 70 promociones inmobiliarias. Por ejemplo, ha facilitado la activación de proyectos como el de Cordelerías Mar y el nuevo hotel Samil a cargo de la división inmobiliaria del multimillonario Manuel Jove, o de otras como un bloque de 40 viviendas en la curva de San Gregorio.