“Una nueva forma de hacer las cosas en el mayor puerto pesquero de Europa”. Con este título encabeza la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un artículo que publica en su web donde ensalza el “esfuerzo” de la Autoridad Portuaria de Vigo en aplicar medidas preventivas con las que ha conseguido “mantener activa la cadena de valor de la pesca en tiempos del Covid-19”.

Por la descripción que hace la FAO, el día a día en O Berbés no ha variado sustancialmente respecto a antes del decreto del estado de alarma por la irrupción de la pandemia en España. “Las amplias salas del puerto están llenas hasta los topes, transformadas en espacios donde retumba la algarabía de subastadores que compiten gritando en sus megáfonos”, dice el amplio artículo que ilustra con fotos exclusivas tomadas estos días en el interior de las lonjas.

“Pero estos no son tiempos normales”, reconoce la publicación. Empieza por citar la necesidad de mantener un distanciamiento físico algo que sí desvirtúa un poco la imagen habitual que ofrece la subasta de pescado durante las madrugadas. Ese característico “bullicio incesante” generado por la multitud de gente agolpada alrededor de los lotes de pescado expuestos ha disminuido pero, según concluye la organización de la ONU, sin que este cambio u otros derivados del dispositivo de prevención frente al coronavirus haya afectado al flujo de suministro a los hogares donde están confinados la gran mayoría de los españoles.

“El puerto de Vigo sigue estando operativo, al tiempo que trata de proteger la salud y bienestar de sus trabajadores a lo largo de la cadena de valor de la pesca. Pero no es tarea fácil”, subraya. Aprecición que basa en las explicaciones que recaba directamente del presidente de la Autoridad Portuaria. Enrique López Veiga lo define como un “desafío diario”. “Hemos adoptado, en la medida de lo posible, el teletrabajo... De esta manera, no hemos reducido el personal, aunque hemos limitado drásticamente su presencia en las instalaciones del puerto. Esto funciona razonablemente bien”, asume.

Como principales efectos negativos en la lonja derivado de las restricciones de movimientos instaurada para frenar la expansión de la pandemia, Veiga los atribuye a que “los clientes ya no van a los mercados y eso disminuye la demanda de pescado fresco, pero sobre todo de productos de precio elevado como mariscos y crustáceos. Son artículos que los consumidores abandonan rápidamente en tiempo de crisis”. En consecuencia afirma que se produce una “reducción generalizada en los precios pagados a los productores”.

Que en estos días complicados el Puerto de Vigo mantenga su operatividad es motivo de “aplauso” para el Director General Adjunto del Departamento de Pesca y Acuicultura de la FAO. Audun Lem incide en que “las cadenas de valor de la pesca son muy largas, complejas e internacionales, incluso en tiempos normales”. Por eso valora los “esfuerzos extraordinarios realizados en todo el mundo durante la crisis actual para mantener activas las cadenas de suministro y asegurar que los productos pesqueros y marinos sanos, un componente clave de una dieta nutritiva, lleguen al consumidor vinal”.

Recuerda la FAO la apuesta del Puerto de Vigo en los últimos años por la innovación y promoción del Crecimiento Azul (Blueg Growth) “centrándose en la conservación del medio marino y mejorando al mismo tiempo las condiciones socioeconómicas y laborales de las personas cuyos medios de vida dependen de su puerto y sus actividades”.

En el marco se esta estrategia figura la Red de Puertos Azules Sostenibles a la que pertenece Vigo y otros puertos del mundo. El artículo de la FAO asegura que “en la época del Covid-19 esta red y la colaboración de los puertos cuenta con el beneficio añadido de compartir experiencias en repuesta a la crisis y, eventualmente, en la recuperación una vez que la crisis se haya superado”.