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Vigo pierde su festival estrella... hasta 2021

O Marisquiño cancela su XX edición al "no poder garantizar la seguridad ante un eventual rebrote del virus"

Un "rider" durante una de las pruebas de la última edición de O Marisquiño. // José Lores

A las suspensiones de otros eventos en el área viguesa, como el SeaFest, se les suma ahora O Marisquiño. El festival por antonomasia del verano olívico dice adiós a la que sería su vigésima edición y cancela todas las pruebas y eventos planeados durante los días 7, 8 y 9 de agosto al "no poder garantizar la seguridad del público, deportistas y trabajadores ante un eventual rebrote de coronavirus". Será en 2021 cuando, si todo marcha según lo previsto, los mejores deportistas del mundo urbano vuelvan a tomar As Avenidas con sus espectaculares acrobacias y trucos.

La dirección del festival ya comunicó esta decisión de forma oficial tanto a administraciones como a empresas y colaboradores y en próximas jornadas hará lo mismo con los cientos de miles de seguidores del evento de cultura urbana. En sus última edición su popularidad y calidad le hizo alcanzar cifra de más de 150.000 personas durante el fin de semana de su celebración. O Marisquiño reconoce que "los actuales acontecimientos en torno al Covid-19 afectan directamente al desarrollo de la edición 2020, viéndonos lamentablemente obligados a cancelar en su totalidad el evento este año".

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Y es que aunque resten varios meses para su celebración, el festival requiere de una gran logística e infraestructuras para su puesta a punto, tanto en el diseño de las pistas y su posterior montaje como la participación de más de un millar de deportistas de élite llegados de los cinco continentes; trabajo que requiere de mucho tiempo previo para cerrar todos los flecos.

Se trata de una decisión muy meditada por la propia organización -esta semana FARO avanzó que el festival estudiaba ya su suspensión- y secundada por todos los sectores que convergen en el evento, como Federaciones Internacionales, instituciones públicas, marcas, patrocinios y seguridad. Precisamente, en aras de esto último, "responsabilidad social" y por criterios de "fuerza mayor", se ven obligados a tomar la "difícil" decisión de cancelar esta edición. En estas conversaciones también se encontraba la organización de un festival amigo, el Vigo Seafest -únicos dos eventos permitidos en suelo portuario-, que también optó por no aplazar o ubicar el evento gastronómico en otras fechas, sino dejarlo para el año que viene.

La incertidumbre de qué ocurrirá una vez se levante el estado de alarma, seguido de un posible veto momentáneo a las aglomeraciones, favorece la decisión de no pensar en este año sino ya en 2021. Otro de los eventos estivales que pronto podría sumarse a la lista de cancelaciones son los conciertos de Castrelos, actuaciones que necesitan cerrarse con meses de antelaciones. El escenario de confinamiento no invita al optimismo.

La cancelación o aplazamiento de festivales, conciertos, citas profesionales como Navalia -sus organizadores ya anunciaron que se celebrará a finales de octubre, no en mayo, como estaba previsto-, sumado al frenazo de los viajes de negocios afecta directamente a la hostelería Las asociaciones de hoteles que operan en Vigo, Ahosvi y Asehospo, coinciden en que la campaña estival "no será comparable a la de otros años" y ven complicado alcanzar los datos de ediciones anteriores. De hecho, dan por sentado que se frenará la curva ascendente que el sector encadena desde hace años. Lo que sí es ya una realidad es la pérdida de la Semana Santa, que habitualmente actúa como un termómetro de la tendencia que seguirá el turismo durante los meses de julio y agosto. El estado de alarma, el veto a las aglomeraciones y las restricciones para desplazarse, además del cierre obligado de la mayor parte de hoteles, han abortado la campaña.

El presidente de la federación provincial de hosteleros (Feprohos) estima que solo entre bares y restaurantes se facturarían en Semana Santa más de seis millones de euros en Vigo, dinero que se perderá este año debido a la crisis del Covid-19. A esa cantidad -conservadora, señala el sector- se sumaría las de los hoteles. Según los datos oficiales del INE, en febrero operaban en Vigo 65 alojamientos que sumaban una plantilla de 499 personas. En abril de 2019 -los festivos de Semana Santa cayeron entonces en la segunda quincena del mes- el observatorio estadístico contó 35.300 turistas que pagaron por 75.500 pernoctaciones.

Mesa de Turismo

Para empezar a diseñar las líneas maestras que permitirán al sector recuperarse, la Diputación ha decidido convocar la próxima semana la Mesa de Turismo de la provincia. La decisión se adopta después de la reunión virtual que mantuvo el viernes con la secretaria de Estado de Turismo. "El sector va a padecer de una forma muy particular los efectos del Covid-19. Debemos tener un análisis riguroso de la situación, escuchar al sector y a los municipios y comenzar a preparar acciones a corto, medio y largo plazo", anota la presidenta de la Diputación, Carmela Silva.

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