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"Me increpan y me dicen que no venga a dormir a casa para no contagiarles"

Trabajadores sanitarios de Vigo relatan sus historias fuera del hospital y cuentan cómo llegan a ser insultados y estigmatizados en su día a día

"Después de unas guardias durísimas, llego a casa, entro en el edificio donde vivo con mascarilla y guantes y tomo todas las precauciones necesarias. Aún así, hay vecinos que me insultan, me increpan y me gritan diciendo que les voy a contagiar. Me piden de malas formas que me quede a dormir en el hospital. Al entrar en mi casa mi hijo me espera muchas veces llorando por todo lo que tiene que escuchar". Este es el desgarrador testimonio de una enfermera de urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro, que prefiere que no se haga pública su identidad. Le hicieron el test del coronavirus y dio negativo. No obstante, cada vez que llega a casa de trabajar, vive un particular infierno por el estigma de que puede contagiar a otros vecinos.

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Relatos de sanitarios contando experiencias dolorosas como esta hay muchos. Como el de Elisa Ausín, doctora en el Punto de Atención Continuada de Vigo (PAC). "Regresaba a casa un domingo de realizar una asistencia a domicilio. Venía con un maletín médico para que se me identificase perfectamente. Cuando estaba por la calle, me llamaron de todo desde las ventanas. Pasé mucho miedo e incluso pensé que me llegarían a tirar algo", recuerda esta facultativa de Atención Primaria. Como curiosidad, fue increpada a las 20.00 horas, curiosamente justo el momento en el que la sociedad sale a sus ventanas para aplaudir la labor de los trabajadores sanitarios.

Un testimonio en las redes sociales de Lucía Fuentes, PSX (Personal de Servizos Xerais) del PAC de Vigo, contando su vuelta a casa tras una guardia, se convirtió en viral en los últimos días: "Cuando por fin consigues cerrar un poco los ojos, salta un mensaje al móvil. 'Soy la tutora de su hijo. El niño no ha realizado el trabajo de plástica. Tiene que ponerse las pilas' ¿En serio? ¿El trabajo de plástica? ¿Ponerse las pilas?. Dios mío, vivo en otro mundo paralelo al del resto de la gente. (...) He decidido que voy a darle prioridad a lo que de verdad la tiene. Y voy a salir de guardia y voy a hacer palomitas y vamos a ver una película de esas que te hacen reír a carcajadas, y vamos a charlar de lo que pasa, de cómo nos sentimos y le pondremos un punto de humor a todo eso y volveremos a reírnos. Y les explicaré que tienen que ser responsables y hacer sus tareas pero en su justa medida. Y no voy a pasar el tiempo que esté con ellos peleándome para que estudien. Porque si algo tengo claro después de lo que vivo en mi trabajo es que lo importante de verdad son otras cosas. Qué pasará este curso? No lo sé, pero tampoco me preocupa demasiado. Me preocupa mucho más crispar el ambiente familiar. Me preocupa mucho más no ver reír a mis hijos".

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