Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El único latido internacional

Peinador recibió ayer a trabajadores del naval procedentes de Ámsterdam tras finalizar sus trabajos en Francia e Israel

las 15.30 horas. // M.G. B.

La tranquilidad que reina en el aeropuerto de Peinador debido a las restricciones de movilidad impuestas para frenar el avance del coronavirus fue interrumpida ayer por un invitado especial: un avión procedente de Ámsterdam, adonde arribó tras salir de Tel Aviv. Pasadas las 15.30 horas, la aeronave, fletada por la compañía Allseas, especializada en instalación de tuberías en alta mar, elevación pesada y construcción submarina, posaba sus ruedas en el asfalto del aeródromo olívico con una treintena de pasajeros gallegos a bordo. La escasa oferta de vuelos regulares a causa de la pandemia obligó a la firma helvética a decidirse por esta opción para que sus empleados pudieran poner rumbo a sus hogares una vez rematados los encargos.

Regresaron a su casa después de varias semanas ganándose el pan a cientos de kilómetros -unos, en Francia; otros, en Israel-. Ya en tierra, percibieron al instante las consecuencias del estado de alarma: el silencio ruidoso de Peinador, sin rastro de maletas, turistas ni trabajadores, les hizo darse cuenta rápidamente de una situación que también advirtieron en Holanda y que escuchaban por megafonía: "Por favor, mantengan la distancia de un metro". "Es muy impactante", reconocía Ricardo -ataviado con una mascarilla en la boca y guantes- minutos más tarde de poner pie en el espacio de llegadas, vigilado por agentes de la Policía Nacional y taxistas, que esperaban para trasladar a los pasajeros. Tras poco menos de un mes en Israel, ya veía muy cerca su vuelta a Portonovo: "La familia me dice que está bien, pero tengo ganas de verlo".

EN DIRECTO

Coronavirus en Galicia: última hora

Sigue las noticias sobre la incidencia de la pandemia del Covid-19 en la comunidad

A su lado, su compañero Carlos aseguraba que estaban "bien" dentro del barco en el que trabajaban, aunque les tomaron igualmente la temperatura antes de subirse al avión. "Nos informábamos por Internet, cuando funcionaba, pero se te quitaban las ganas de mirar. No sé cómo dejaron llegar esto tan lejos", lamentaba antes de concretar que volvería a Portonovo en taxi.

Miguel, que trabajó en Israel las últimas semanas, fue de los primeros en aparecer en la terminal. Confesaba estar intranquilo por no saber qué se iba a "encontrar". Su destino final era Noia. Poco más tarde, aparecía José, que se empleó en Francia y deseaba llegar ya a Marín. "Estoy un poco preocupado", concretaba. Jorge, de Santiago de Compostela, salió minutos más tarde. "En Israel, nos informaban las familias por teléfono", recordaba.

José - Desde Francia reside en Marín

"Estoy preocupado, pero nosotros estamos bien"

Ricardo - Desde Israel vive en Portonovo

"Es muy impactante ver tan vacío el aeropuerto"

Compartir el artículo

stats