La actividad -al ralentí- de los operarios y la maquinaria en las grandes obras llamadas a transformar el rostro urbano de Vigo eran de las pocas excepciones que convivían en los últimos días, a la de por sí excepcional situación del coronavirus. Para ellos no había teletrabajo. Pero eso se acabó. El endurecimiento de las medidas para contener la pandemia, con la paralización de toda actividad económica no esencial, tiene efectos inmediatos sobre la construcción de un túnel en Porta do Sol, en las rampas de Gran Vía, en la construcción de la Ciudad de la Justicia o en el complejo Vialia de Urzáiz. Ayer comenzó la recogida, el regreso a casa, previa inspección de todos los proyectos para que no quedara ningún elemento al albur de posibles desprendimientos.

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Después de reunir al comité de seguimiento, el gobierno municipal informó de la paralización de todas sus actuaciones. "Pasará esta etapa difícil, reanudaremos las obras y seguiremos haciendo humanizaciones, pero desde el principio fundamental de que lo primero es la salud", expuso el alcalde, Abel Caballero. Según informó, las obras de Porta do Sol ya fueron afianzadas el pasado sábado, al igual que las vallas y los acopios que envolvían la humanización de Ronda don Bosco. De igual modo se procedió en la obra de estrada do Porto y en las obras acometidas en los "muchos" viales que Praza do Rei está transformando. Durante el día de hoy le tocará el turno a la consolidación del material de obra desplegado en la remodelación de Gran Vía. La destrucción del Scalextric en Lepanto para iniciar los nuevos accesos a la estación también quedan en el aire.

Vigo, el municipio que más ha hecho por popularizar el término "humanización; la ciudad que ha licitado en 2019 un 40% más que el resto de grandes ciudades gallegas juntas (39 millones) tiene que parar. El túnel de Porta do Sol, en su primera fase, cuenta con un presupuesto de 17 millones de euros y un plazo de ejecución que conluirían, parálisis al margen, en 2022. La cuantía no tiene en cuenta la prolongación del paseo por Paseo de Alfonso. Su coste rondaría los 6 millones.

La otra gran actuación puesta en marcha es la construcción de las rampas de la Gran Vía, adjudicadas por 5,1 millones de euros, y que contaba con un plazo de ejecución aproximado de un año. La humanización de Ronda don Bosco, contratada por 1,8 millones, también se pone en barbecho.

Vialia y Pirulí

Fuera de las competencias municipales, la recogida de bártulos se hace extensiva a otros dos grandes proyectos. En la de Vialia, a cargo de Grupo San José, estaban trabajando en torno a 140 operarios, aunque en los picos de actividad estaba previsto llegar a 400. Además de la futura estación intermodal, cuya inversión supera los 80 millones de euros, se habían licitado por 11,8 millones la red de accesos, con un reparto de costes entre Adif (cercana al 75%, el Concello, 21% y la Xunta, algo más de un 4%). Parte de las transformaciones del entorno preveían un túnel para conectar la AP-9 con la calle Lepanto, pero el inicio de la ejecución fijado en marzo tendrá que esperar.

En el Xeral, el "acelerón" en el que estaban inmersos los responsables del proyecto tendrá que echar el freno. "Es el peor momento de todos para parar", lamentaba ayer al pie del Pirulí Carlos Pombo, jefe de producción en Grupo San José. En los últimos días varias de las alrededor de 30 subcontratas que colaboran con la constructora comunicaron problemas para desplazar a sus trabajadores y en el suministro. Hubo días en que llegaron a faltar 50 operarios, cuenta Pombo. La Xunta estimó que, en el pico hasta 300 personas trabajarían para levantar la Cidade da Xustiza, a los que el virus mandará temporalmente para casa, a la espera de que el Pirulí, parcialmente de regreso al skyline de Vigo, pueda reanudar su transformación para asomarse por completo.