Aunque debido a la obligación de estar en casa y a la constante vigilancia policial en las calles los robos se han desplomado en Vigo, hay excepciones. Ayer, en la zona peatonal de O Calvario, un jubilado que acababa de salir del banco fue asaltado a punta de cuchillo: le sustrajeron 800 euros. Y el miércoles un delincuente con un amplio historial a sus espaldas atracó una farmacia, uno de los pocos tipos de negocios que pueden seguir abierto con el estado de alarma.

El asalto de O Calvario ocurrió en la calle Urzáiz poco después de las nueve de la mañana. Fue la Policía Local la que trasladó al perjudicado a la comisaría de la Policía Nacional para que pudiese poner la correspondiente denuncia.

El robo de la farmacia fue la tarde del miércoles en Gran Vía. La Policía Nacional detuvo al asaltante, un vecino de Vigo de 50 años que cuenta con casi una treintena de antecedentes policiales anteriores. Ocurrió a las 18.00 horas, cuando una mujer llamó al 091 manifestando que acababa de ser víctima de un asalto en su establecimiento. Una patrulla se trasladó al lugar y allí la víctima les contó que instantes antes un varón había entrado en la farmacia y, de modo amenazante, le dijo que estaba con el "mono" y que le diese el dinero. Llegó a introducirse en la zona del mostrador hasta arrinconarla. Ella le entregó el dinero y el ladrón se fugó a la carrera. Pero fue localizado poco después en la confluencia de la calle Brasil con Vázquez Varela, con el botín que había sustraído.