En los años que lleva trabajando como técnico de ambulancia, nunca se había enfrentado a una crisis tan extenuante. Al llegar a casa tras una guardia de 12 o 24 horas, se rompe del agotamiento físico, mental y emocional. Calcula que hacen el doble de trabajo con el mismo personal. "Y sabiendo que no llegamos a toda la demanda", apostilla. También acusan la tensión que los servicios vinculados al Covid-19 les provocan.
Hasta principios de la semana pasada, de estos casos se encargaban solo las dos ambulancias de apoyo a las 16 titulares en el área. Ahí empezó a "desbordar" y se repartió también al resto. Este martes notaron otro "punto de inflexión". Ya casi no atienden más que confirmaciones de infección y sospechas. "Las personas con otras patologías tienen problemas para contactar con la central y tiran de recursos propios". Destacan que los operadores del 061 están siendo "muy resolutivos" en poco tiempo, pero están desbordados.
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En una guardia de 12 horas pueden hacer diez traslados de personas con síntomas. Por un lado, casos graves que necesitan tratamiento en un centro sanitario. Por otro, leves que insisten en hacerse la prueba. "Llaman al médico y los ponen en lista de espera. Como se angustian, magnifican su estado y nos llaman. Los entendemos, pero si no tienen problema de movilidad y no tienen dificultad respiratoria no tolerable, si pueden ir por sus medios, no deben ir en ambulancia. Por ellos y por el resto", pide uno. "Si hay falta de EPIs, deberían filtrar las llamadas y solo mandarnos a casos graves", opina otro. Son tantos los traslados que se piden que llegan a demorarse hasta 12 horas en los casos leves.
Cada vez que hacen un servicio de estos, el vehículo tiene que ser desinfectado por una empresa durante tres horas. Mientras, los técnicos cambian de ambulancia. Pero el martes por la mañana, 6 de las 8 de Vigo y Morrazo estuvieron inoperativas tres horas por este motivo. Cuando pueden volver a montarse, los técnicos tienen que hacer una limpieza de superficies.
Con el aislamiento de 10 trabajadores por contacto con un positivo, pidieron más medios. Ayer se confirmaba el primer positivo con coronavirus en su plantilla. Tardan entre dos y cinco minutos en ponerse el equipo de protección. Están probando unos monos, que les dan más movilidad, pero hasta ahora se ponían batas y mandilón de plástico. Luego, dobles guantes que cierran en los puños con esparadrapo. Una mascarilla con filtro y otra quirúrgica por encima. Y las gafas de protección. "No se respira igual, es asfixiante, las gafas se empañan y falta visión periférica. Te sientes torpe y tienes que hacerlo todo despacio. Imagina bajar una silla de ruedas o una camilla por unas escaleras", relata. El conductor debe retirarse el traje antes de entrar en la cabina, zona de limpio, cuando ya no podrá echar una mano al de atrás si sucede algo urgente. Al terminar, en el hospital, se quitan el EPI, lo que requiere "mucha concentración" para no tocar la piel o la ropa. Es entonces cuando podrían ir al baño, beber -no pueden llevar agua en la ambulancia-, comer o mirar los mensajes del móvil. Pero no. "Recibes otra llamada enseguida y vuelta a empezar". Descansan solo cuando todos los vehículos se están desinfectando. "Me tiene pasado que me planteo: ¿Como, duermo o voy al baño?", ejemplifica uno. Saben que están viviendo algo "terrible" por lo que tratan de poner distancia emocional y tirar del humor para no claudicar.
