A lo largo de marzo del año pasado desfilaron por Peinador unos 84.800 pasajeros. En 2020 el balance estará muy por debajo de esa marca. También el de la estación de trenes de Guixar. Y el de la de Urzáiz. Y en la terminal de buses de Avenida de Madrid. Caerán también, con fuerza, los usuarios de Vitrasa. El coronavirus ha vaciado aeropuertos, estaciones y marquesinas hasta darles una apariencia casi fantasmal, más propia de una madrugada de domingo que de un día laborable de marzo. Ayer a primer hora de la tarde, por ejemplo, las terminales de Guixar y Urzáiz estaban casi vacías. En la primera, un guardia de seguridad explicaba que el siguiente tren no saldría hasta pasadas aún varias horas. En la segunda, dos pasajeros del Eje Atlántico esperaban la llegada del siguiente tren a A Coruña sentados frente a la persiana metálica de la cafetería -cerrada por decreto- con un botellín de agua de la máquina de vending y mientras el personal de limpieza repasaba por enésima vez suelos y bancos.

La ocupación de los trenes del Eje Atlántico, una línea que suelen emplear a diario cientos de pasajeros, estaba ayer por debajo del 30%. Al primer tren de la mañana, por ejemplo, apenas se subieron siete personas. Los datos no son oficiales -proceden de fuentes sindicales-, pero coinciden con las impresiones de los propios usuarios. Enrique Manuel Vázquez recurrió ayer a primera hora a los servicios de Renfe para desplazarse entre A Coruña y Vigo, donde quería completar unos trámites. "En seis vagones íbamos unas nueve personas, el país está parado", señala. Ayer Renfe activó el plan de transporte que ha diseñado para el estado de alarma del Covid-19. Entre otras medidas, reduce un 50% los servicios de Media y Larga Distancia y Avant y suprime además el Tren Hotel con Madrid y Barcelona.

En Peinador el trasiego de pasajeros también es muy inferior al habitual. Fuentes próximas a las aerolíneas señalan que la ocupación media de los vuelos rondaría el 30%, lo que representaría alrededor de medio millar de usuarios cada día. Iberia ya ha decidido por ejemplo acortar a la mitad sus frecuencias con Madrid por el estado de alarma.

Marlon Velasco, entrenador de fútbol sala en Noia, es uno de los viajeros que ayer esperaba por su vuelo en Peinador. Al escuchar la decisión del Gobierno de restringir los enlaces a Canarias y Baleares decidió sacarse un billete rumbo a Palma de Mallorca, donde reside su pareja. "Tengo miedo de no poder llegar después", anota a punto de coger el avión que lo trasladará hasta Madrid, donde hará escala.

Ramón Deaño también esperaba ayer un vuelo insular, solo que su destino está en el archipiélago canario: Fuerteventura. Por las restricciones derivadas del estado de alarma, Ramón planeaba ir a Gran Canaria, donde tomaría un barco. La posibilidad del contagio le preocupa, pero recuerda que en el transporte público se están cuidando las medidas de limpieza e higiene.

Algo más largo es el viaje que ayer estaba a punto de emprender Silde Rodríguez, que tras pasar un tiempo con su familia en Vigo regresaba a su casa en São Paulo. De Peinador volaría a Madrid y desde allí a la populosa metrópoli brasileira. "Decidí adelantar el vuelo porque aquí está todo paralizado. De momento, que sepamos, no hay restricciones para viajar a Brasil", comentaba con el pasaporte ya en la mano, enfundada en un guante plástico para evitar contagios.

No más largo, pero sí complejo es el periplo de José Jaime, que ayer aguardaba con su novia y el pequeño Mateo al bus que los llevaría hasta Madrid. La pareja -que arrancó su viaje en Braga- tenía previsto en un inicio volar entre Oporto y Alicante. La conexión se anuló, sin embargo, lo que les obligó a trazar un "plan B": alquilar un coche hasta Tui, pagar a un taxista para que los trasladase a Vigo y tomar aquí un bus a Madrid, donde se subirían a otro rumbo Alicante. A solo unos metros Marcos Cendal esperaba su autocar a As Pontes tras salir a primera hora de la mañana de Viana, donde trabaja en un astillero. "Tenía dudas de si nos dejarían pasar a Galicia", admite.

José Jaime y Mateo - Esperan un bus a Madrid

"Nos cancelaron el vuelo y tuvimos que buscar alternativas"

Silda Rodríguez - Pasajera de un avión a Madrid

"Regreso a São Paulo porque aquí está todo paralizado"

Marcos Cendal - Espera un bus a As Pontes

"Vengo de Viana. Tenía dudas de si nos dejarían pasar a Galicia"

Marlon Velasco - Vuela con destino Mallorca

"Voy a Palma de Mallorca; temo que después no me dejen ir"

Enrique m. Vázquez - Usuario del tren a A Coruña

"Por la mañana veníamos en todo el tren unas 9 personas"

Ramón Deaño - Vuela a Gran Canaria

"Me da miedo poder contagiarme, pero hay medidas de seguridad"