No estará en manos de los vigueses de a pie descubrir la vacuna que erradique el coronavirus ni el tratamiento que alivie sus síntomas pero cualquiera puede colaborar en contener el avance de la pandemia y evitar que se extienda. Precauciones tan sencillas como quedarse en casa o controlar la higiene diaria semejan preceptos de fácil realización para la gran mayoría, pero colectivos de personas mayores, dependientes o personas que viven en la calle sin posibilidad de recursos ante el cierre de negocios no es tan sencillo.

Es por ello que tanto ONG como voluntarios o simplemente vecinos sanos de barrios y parroquias han querido aportar su grano de arena ayudando a los más necesitados realizando la compra en el supermercado o acudiendo a farmacias en busca de medicinas.

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| Comedores sociales. Su labor social escapa a la situación actual, ya que su trabajo diario no dista del que realizan desde la alerta sanitaria; pero sí se ha visto reforzada. Sor María Fernanda es una de las responsables del comedor de La Esperanza, en O Berbés. Uno de los pilares de su actividad es el voluntariado, tanto para proporcionar los alimentos como para distribuirlos. Con la situación de confinamiento, estas ayudas han desaparecido, poniendo en riesgo el alimento de más de 300 personas a las que atienden a diario. "Chapeau por la solidaridad de los vigueses, nos han llamado ofreciéndonos ayuda para comidas, o mismo para empaquetarlas, porque hay que tener mucho cuidado ahora con el formato. Damos todos los alimentos en bolsas y manteniendo la distancia para evitar problemas", reconoce. Situación pareja viven en el comedor de la Misión del Silencio. "La gente nos está ayudando mucho con la comida porque nos quedamos sin voluntarios", comenta la hermana Guadalupe.

| Colectivos vecinales. Desde la Federación vecinal Eduardo Chao (FAVEC) también se han agrupado para ayudar a todos aquellos vecinos que se han puesto en contacto con ellos. "Contamos con cerca de 20 voluntarios distribuidos por Gran Vía, Pizarro, Ramón Nieto, Teófilo Llorente... la solidaridad de la gente es una maravilla. Nosotros echamos una manos en lo que podemos, les llevamos la compra, los medicamentos, por ejemplo, ayer atendimos a una señora de movilidad reducida que no podía salir de su casa. Muchos también viven solos y son conscientes que son población de riesgo, por lo que aunque sí pueden acudir, preferimos hacerle nosotros estas tareas", confiesa Óscar Pazos, uno de estos voluntarios. Os Ninguéns también está en contacto directo con Alcaldía para conocer las medidas en apoyo a los sintecho.

| Cruz Roja. Tanto físicamente como telefónicamente, los profesionales de Cruz Roja trabajan a destajo para atender a los mieles de usuarios en Vigo y provincia. En los últimos días, se han puesto en contacto con los cerca de 4.000 personas que participaron en alguno de sus programas y que tienen más de 65 años, problemas de salud o una discapacidad para atender a sus demandas. "Tanto la compra de alimentos, como medicamentos o incluso de metadona, a usuarios de nuestros programas de desintoxicación", concretan desde Cruz Roja en Vigo. Actualmente cuentan con una veintena de voluntarios que pasarán en las próximas horas por un programa de formación para que esta asistencia también se realice en domicilios.

Voluntariado municipal.

Desde la Concejalía de Bienestar Social se inició un programa de voluntariado para ayudar a todas aquellas personas que lo necesiten. A día de ayer eran cerca de 400 los vigueses que se apuntaron para colaborar con sus convecinos. El Concello se encontraba ayer contactando con las diferentes entidades y servicios sociales del municipio para conocer sus carencias y en las próximas jornadas se asignarán tareas a todos aquellos voluntarios.

Ayudantes anónimos.

No hace falta tener una gran organización detrás para prestar ayuda a los más necesitados. Por redes sociales o incluso con escritos en portales, fueron muchos los vigueses que se ofrecieron a colaborar en compras o cualquier otra disposición que estuviera en su mano. Fue el caso de Daniel, quien recibió la petición de un joven en Madrid cuya madre residía en Vigo. "Me pidió que si surgía un problema la podía ayudar, le di mi número de teléfono y quedamos así", cuenta.

Banco de alimentos.

Hoy fue el último día de trabajo en sus naves de Lavadores. Y es por precaución han tenido que echar el cierre a la persiana. Pero en estas jornadas pasadas 5 voluntarios, los más jóvenes, seguían dando el callo para preparar bolsas y paquetes para los más necesitados.