Son foco de todas las miradas. Las pocas que a las tres de la tarde se arremolinan en torno a Praza América, no tanto por la hora intempestiva, de mesa y mantel, sino por la alarma que las aboca a todas a mirar para el televisor, un libro, a familiares, o quién sabe a qué, en esta excepcionalísima situación que es el estado de alarma por el coronavirus. En ese momento, media docena de unidades de la Brilat, miembros del batallón Zamora, regimiento Isabel La Católica (misma base en Figueirido, Pontevedra), hacen acto de presencia con sus fusiles a la espalda y las boinas a medio lado. No les hace falta ni el acto: su presencia es sobradamente percibida desde que el lunes noche el Ejército de Tierra se desplegara por las calles de la ciudad para garantizar el estado de alarma y, si fuera preciso, meter en cintura a los díscolos. Que los hay.

El capitán Juan Gómez de Salazar Cordero, al mando del operativo, se encuentra en uno de los dos Jeep aparcados frente al centro comercial Camelias. Explica, tras una mañana de reuniones y el teléfono echando humo, cómo ayer se inició el despliegue en la ciudad "con una sección de reconocimiento".

Unos 30 efectivos que ofrecieron esa imagen de los militares entrando en Vigo. Ayer se movilizaron unos 90. Los destinos, los mismos. El frente portuario, Peinador, la estación de tren, Plaza España o Plaza América. "Puntos sensibles o críticos" que es preciso controlar.

EN DIRECTO

Coronavirus en Galicia: última hora

Sigue las noticias sobre la incidencia de la pandemia del Covid-19 en la comunidad

"No estamos en un conflicto bélico", precisa el capitán, "no estamos en una misión de pazo de la ONU en el Líbano o una misión de inspección, como en Mali. Pero es algo real. Sabemos que estamos ayudando a la población". Se mantendrá, dice, hasta el 29 de marzo, cuando expira el estado de alarma, si no se prorroga, una hipótesis que cobra cada vez más fuerza.

5

Coronavirus en Vigo: Así ha sido el despliegue de la Brilat

Resolviendo dudas

La alarma vislumbrará el inicio del fin cuando preguntas como las que atendió la Brilat ayer sean cada vez menos frecuentes, o se formulen con menos extrañeza, porque será sinónimo de que todos lo entienden y arriman el hombro. De momento cuesta superar primero de confinamiento. En su mañana apercibieron "al personal que estaba parado mucho tiempo", avisaron de que se respetaran las distancias, y resolvieron dudas. "Preguntaron si se podían desplazar a casa de personas mayores, y se ha dicho que sí". Otras cuestiones son más estrambóticas. "Uno preguntó si podía desplazarse a Ourense para alimentar a su gato", comenta el capitán.

Día a día los miembros de la Brilat se preparan para atender "situaciones de grave riesgo o calamidad", aunque esta sea extraordinaria, dando apoyo a la UME y demás cuerpos de seguridad del Estado. Es frecuente ver al Ejército al pie de los incendios, socorriendo víctimas de una DANA o de maniobras. No tanto en una ciudad, al contrario de las imágenes que en los últimos años dejaron los atentados en Francia o Bélgica.. "Nuestra presencia no implica que el ciudadano tenga que asustarse, estamos para ayudar", reivindica.

Las multas tampoco serán cosa de la compañía, a menos que los ciudadanos persistan en ignorar el atronador "quédate en casa". Su presencia basta prácticamente para disuadir. Y ayer en Vigo no pasó desapercibida.