Los calabozos de la comisaría viguesa y el juzgado de guardia vivieron un fin de semana poco habitual por el elevado número de detenidos y la falta de medios de protección frente el coronavirus. Policías, jueza, fiscal y abogados casi tuvieron que jugar al juego de las cuatro esquinas en el pequeño despacho del juzgado de guardia para cumplir las distancias reglamentarias el sábado. Ni mascarillas ni desinfectante de manos para los letrados de oficio que asistieron en comisaría a la decena de arrestados del fin de semana.

"Los únicos que tenían guantes y mascarilla eran los agentes que los trasladaban de los calabozos, los demás policías llevaban mascarilla o guantes... Yo, porque me los llevé de casa", explica una de las letradas. El sábado, ya en el juzgado, los funcionarios colocaron una mesa en la puerta de acceso a la oficina de guardia para asegurar la distancia. Como las causas con preso son prioritarias, los diez detenidos pasaron a disposición de la magistrada de Instrucción 6.

Entre los arrestados se encontraban dos acusados de robo con violencia por el atraco a punta de cuchillo a un taxista, y la pareja acusada de atracar con un martillo y unas tijeras de grandes dimensiones una pizzería de la calle Zaragoza a principios de marzo. También un hombre con problemas mentales por maltrato a su madre, de 94 años. Todos quedaron en libertad el sábado. Al día siguiente la jueza de guardia optó por tomar declaración al resto por videoconferencia. Jueza y fiscal en una de las salas de Penal, y los arrestados con sus abogados y los agentes en una pequeña sala. El domingo repitió el acusado de maltrato, que volvió a ser detenido al ir a casa de su madre e ingresó en prisión.

El juez decano, Germán Serrano, y la decana de los Abogados Lourdes Carballo, coordinan un plan para que los abogados se incorporen a las videoconferencias con Fiscalía y comisaría desde sus despachos.