Ese pescado que cualquier español acaba de comprar en la plaza o en el supermercado; o aquel que tiene pensado cocinar hoy, ha llegado con toda probabilidad de Vigo. Y no se pesca solo. No se descarga solo. No se transporta solo. Y tampoco se subasta solo. Miles de personas han tenido que salir al mar o juntarse en la lonja de O Berbés, la mayor distribuidora de España e incluso de Europa, para que haya podido llegar a sus casas. Y todos esos trabajadores que conforman esta inmensa cadena se exponen también cada día al coronavirus. Ellos tampoco paran. Ellos forman parte también de esos 'héroes' que permiten que sigamos comiendo en una situación de parálisis por esta estado de alerta. "Si cerramos, todo el país se queda sin pescado", resume la responsable de una importante comercializadora.

Por la lonja de Vigo pueden llegar a pasar hasta 5.000 personas durante las maratonianas madrugadas en las que comienza a funcionar para surtir de pescado a toda la población. Un trajín de personas que obliga a extremar más si cabe las medidas de seguridad para que nadie "pesque" el coronavirus. Y no es fácil. Como ejemplo, la propia Autoridad Portuaria ha tenido que imponer medidas de seguridad. La situación no es fácil. Ayer comunicó la obligación de todos los trabajadores de llevar mascarillas y guantes en espacios cerrados. "¿Mascarillas? ¿Dónde conseguimos mascarillas? Es imposible", razonaba una trabajadora de la lonja. Y, evidentemente, el Puerto ha tenido que cambiar de instrucción. Lo que ayer era obligatorio, hoy ha pasado a ser recomendable. Los guantes no. Esos si siguen siendo imprescindibles para trabajar en el interior de cualquier zona cubierta.

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Dentro de lo posible, los miles de trabajadores de O Berbés están ya guardando las distancias de seguridad. El Puerto les pide que respeten los 1,5 metros. Y desde hoy -confiesan varios trabajadores- la medida ha empezado a cumplirse. "Ayer en la subasta teníamos que encogernos hasta los hombros de lo juntos que estábamos", critican algunos.

¿Parar? Para muchos ni se les pasa por la cabeza. También la Autoridad Portuaria lo descartaba la semana pasada. Supondría un problema no solo económico, sino también de suministro de pescado para todo el país. Pero sí apelan a la responsabilidad de las empresas y de cada trabajador para que respete escrupulosamente las medidas de seguridad. Otra de las que el Puerto ha aplicado afecta a la entrada. Hasta ahora la lonja abría a las 5 de la madrugada. Desde esta semana se ha ampliado el horario para que puedan ir entrando más espaciados y evitar así las aglomeraciones.

¿Funciona con normalidad? Sí y no. Desde una importante mayorista confiesan que se sigue trabajando, pero ha cambiado el producto que se maneja. "Todo el pescado que iba a restauración se ha parado y muchos buques ya no están saliendo. Por el contrario, se está trayendo mas pescado de plaza. Digamos que hay menos movimiento de pescado 'caro'", explica.

Cierre de la cafetería

Cierre de la cafetería

Una medida que no ha gustado a muchos es el cierre de la cafetería. Son conscientes de que hay que cerrarlas para evitar el contagio por coronavirus. Pero algunos piden excepciones, como la ubicada en las inmediaciones de la lonja. "Estaba abierta, pero no entrábamos. La responsable salía y no servía uno a uno. Aquí trabajamos a temperaturas muy bajas y es un servicio importante para nosotros", relata un transportista. "Pues ayer vino la policía y no solo la cerró sino que la denunció", asegura.

La Autoridad Portuaria ya lanzó también un llamamiento a las empresas de que tienen que ser las responsables de poner las medidas de seguridad para sus trabajadores. El Puerto, por su parte, ha marcado las restricciones necesarias y también -aseguran desde varias empresas- ha puesto jabón a disposición de todos los trabajadores. Hay quien critica que no facilite también guantes y mascarillas. Incluso otros que proponen que se tome la temperatura de todos y cada uno al entrar a la lonja.