Quedarse en casa es clave para frenar el coronavirus. Con los colegios cerrados y las actividades extraescolares y actividades de ocio en la calle suspendidas, el confinamiento se hace más complicado para las familias con niños. Como en el resto de España, en Vigo hay miles en esta situación. Un buen ejemplo es la de Álvaro Martínez-Herrera y Raquel Pérez, padres de Álvaro, Juan y Miguel, que tienen entre 11 y 13 años. Este fin de semana, el primero de un período que todavía no se sabe cuanto tiempo se prolongará, está siendo para ellos una especie de "prueba" de cara a organizarse hasta que esta crisis sanitaria permita que la normalidad vuelva a sus vidas.

Álvaro, de 47 años, es abogado. Aunque su ritmo profesional seguirá siendo alto - por su especialidad de derecho de empresa prevé un "aluvión" de consultas por el golpe económico que está asestando el Covid-19 en muchos sectores-, podrá trabajar desde su domicilio. "Y el despacho además lo tengo cerca, así que si necesito algún expediente, puedo acercarme en cualquier momento", dice. El teletrabajo sin duda le facilitará el cuidado de sus hijos: los dos mayores, gemelos, cursan 1º de ESO y el más pequeño, 5º de Primaria. Raquel, su esposa, es responsable de una empresa de lencería, pijamas y ropa íntima. El viernes por la tarde cerró sus tres tiendas de Vigo y en cuanto a la empresa en sí, la parte de administración y producción, a lo largo de esta próxima semana deberán organizarse, ya que también se ha visto afectada por la parálisis derivada de la pandemia. "Cuando organicen todo, mi mujer también podrá estar en casa", explica.

Tres horas de estudio

Los menores ya no fueron el viernes al colegio. Para este matrimonio, este fin de semana es una "prueba" de la que están saliendo airosos de cara a planificarse para llevar esta situación de la mejor manera. Una de las prioridades que se marcaron es que sus hijos dediquen tres horas diarias al estudio. "No va a ser fácil, porque en casa tienen muchas alternativas de cosas que hacer, pero es algo importante, y nos estamos organizando, haciendo un calendario", relata Álvaro. Como muchos otros progenitores, contactaron con el colegio para canalizar esta cuestión. Evidentemente, los niños también tendrán mucho tiempo de ocio, para que puedan ver la televisión, entretenerse con las tablets o con diferentes juegos en la vivienda. "La suerte es que al ser tres hermanos hacen un grupo amplio para entretenerse", consideran estos padres.

Cambio de hábitos

¿Cómo llevan los chavales lo de estar en casa y no poder salir con normalidad a la calle o quedar con sus compañeros? Acostumbrados a hacer deporte, fútbol y pádel en este caso, o los dos más mayores a quedar los viernes con sus amigos hasta las ocho de la tarde, el padre describe que algo que les transmitió es que, durante la crisis del coronavirus, estas actividades están "prohibidas". "Les cuesta asumir algunos cambios que hemos tenido que introducir; les fastidia que les suspendan los partidos o no entienden que no pueda venir algún amigo a casa; otra medida que hemos tomado para este período es no ir a comer con los abuelos, porque al ser mayores son un grupo de riesgo", añade este vigués.

De cara a que los menores entiendan lo que está ocurriendo a raíz de la pandemia y se conciencien, junto a las explicaciones que ellos como padres les transmiten, también les animan a ver el telediario, para que sigan las noticias de esta crisis. En cuanto a las medidas de higiene para prevenir contagios, como el lavado a conciencia de manos, el matrimonio cuenta que el colegio hizo una buena labor.

El confinamiento, reconoce el padre, solo acaba de empezar. "Por ahora la cosa va bien y están tranquilos; igual dentro de una semana...", dice sonriendo. Para que no todo sea encierro, ayer preveían ir hasta una finca familiar de Salvaterra a coger naranjas. "Allí no hay nadie, solo estamos nosotros, y así nos da un poco el aire", cuenta. Y algún día, también de forma excepcional, valorarán paseos en zonas de monte solitarias. "Es una situación dura, pero nos afecta a todos y debemos entrar en razón, cambiar hábitos y colaborar", concluye este letrado, que, junto a las consecuencias sanitarias, lamenta también el golpe económico que asestará el coronavirus.