Destapado el plan, Vigo dejará de ser, con A Coruña, la única ciudad de Galicia cuya estación actual de autobuses tenía su futuro entre interrogantes. Y no porque en los últimos tiempos el Gobierno gallego no se haya movido para recuperarla. FARO publicó el pasado 22 de febrero que, en previsión de las transformaciones que está acometiendo en estaciones de la comunidad, en junio de 2019 escrituró a su nombre el edificio, después de que figurara a nombre de Vitrasa. Era una forma de responder a la intención del Concello de decidir el futuro del inmueble, amparándose en otra reivindicación: que el uso del suelo donde se asienta la infraestructura lo decidirá el PXOM. Eso, sin embargo, es lo más reciente. Lo que se ha cronificado ya es la situación de evidente deterioro de la estación, como la reciente avería de una de las escaleras mecánicas, o el estado de abandono de los locales comerciales del interior.