Desde que Vigo lanzó su ofensiva para acoger una biblioteca del Estado, las propuestas para su ubicación fueron numerosas. Una de las primeras era construir un nuevo edificio en Praza do Rei y aprovechar para remodelar toda la zona. Rafael Moneo, el arquitecto al que se le encargó el proyecto, finalmente acabó desaconsejando esa localización. El antiguo colegio San José de Cluny, ubicado en Gran Vía, también fue descartado.

El gobierno local barajó también situar la biblioteca del Estado en La Panificadora, donde dispondría de unos 2.500 metros cuadrados. Navia, el auditorio Mar de Vigo o la Escuela de Artes y Oficios fueron otras de las posibles.

Finalmente el Concello planteó los terrenos de la calle Lalín situados tras los juzgados, propuesta que fue aceptada ya tanto por el Gobierno del Estado como por la Xunta. La administración autonómica, sin embargo, se decantaba previamente por acondicionar el acondicionar el actual inmueble que ocupan los juzgados para ubicar la dotación cultural tras el traslado de los servicios judiciales a la Ciudad de la Justicia.