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Nuevas vidas que florecen durante la 'quimio'

Cuatro madres con cáncer de mama la recibieron durante el embarazo en el Chuvi en diez años y todos los bebés nacieron sanos

Una de las pacientes, en una imagen durante el embarazo. // Antonio Gutiérrez

Ni siquiera un ibuprofeno o una aspirina. Durante el embarazo se recomienda no ingerir fármacos. Así que la quimioterapia, algo tan agresivo que hace que se te caiga el pelo, ni se le pasa a uno por la cabeza. Sin embargo, hay un tipo de este fármaco que no atraviesa la placenta y sí se puede administrar. En el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo lo han hecho en cuatro ocasiones en la ultima década. Todos los bebés

La doctora Isaura Fernández, oncóloga del Chuvi, ha llevado estos cuatro casos. Todos de cáncer. No es casualidad. Es el tumor con más incidencia en la población femenina. Aparece en una de entre 3.000 a 10.000 gestaciones. También ha atendido un embarazo con cáncer de colon y otro gástrico, pero no se les administró quimioterapia. Al ser menos comunes, no hay tanta evidencia científica que dé seguridad sobre el tratamiento. En cambio, el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama desarrolla un registro nacional de estos casos en el que participa el Chuvi.

La hija de Paloma -nombre ficticio- es uno de estos bebés "supervivientes", tal y como le dice su abuelo. A su madre se lo diagnosticaron en la semana 29, cuando los fetos pesan algo más de un kilo y hace tiempo que se hacen sentir con sus patadas, pero aún les quedan dos meses para madurar y no nacer prematuros.

"Me palpé el bulto al salir de la ducha, de forma casual. Era clarísimo", recuerda. Está familiarizada con la patología por antecedentes familiares. Hace años que sabe que es portadora de la mutación del gen BRCA-2 y la controlan desde la unidad de riesgo.

La principal razón por la que Paloma se ha decidido a contar su historia en FARO es, precisamente, para concienciar de la importancia de palparse el pecho también durante el embarazo. "No es fácil porque las mamas cambian, pero la detección precoz es determinante para el pronóstico, permite que sea muchísimo mejor", señala y añade: "No hay que tener miedo y, cuando se nota algo, actuar muy rápido, no paralizarse".

Así lo hizo ella, acudió a la Unidad de Mama del Meixoeiro, donde le hicieron una exploración y una biopsia. "En un tiempo récord", cosa de una semana, llegó el diagnóstico. Le dio la noticia la doctora María José Lamas. "Fue de lo más humana y reconfortante y eso es muy importante porque son momentos que se te quedan grabados", destaca Paloma.

Isaura Fernández - Oncóloga

"Aparece un tumor de mama entre 3.000 a 10.000 embarazos"

"¿Qué va a pasar con el bebé?" fue su primer pensamiento. Le tranquilizó que ya lo hubieran analizado todo y valorado las diferentes opciones en un comité de oncólogos, obstetras y profesionales de la unidad de mama: "Te quedas en shock, pero no con la angustia de no saber cómo va a ser y tienes la certeza de que al bebé no le va a pasar nada".

Se decidieron por la quimio. En el primer trimestre hay riesgo de malformaciones, pero en el segundo y en el tercero es "el tratamiento más seguro" según lo descrito, explica la doctora Fernández. Paloma sabía que era posible por una conversación casual en su revisión anual. "Pero una cosa es saberlo y otra, ponértela. Empiezas a pensar en todos los posibles efectos, en los cambios que supone... Estás en una nebulosa de informaciones. A la primera sesión fui un poco asustada, pero en el hospital de día Sonia, Eva y Álex me trataron con tanto cuidado y cariño que empiezas a perder el miedo", relata.

El seguimiento de la niña fue estrecho a través de la consulta de alto riesgo de Obstetricia, con los ginecólogos Zoila Valladares y Antón Piñón. Como tuvo pocos efectos secundarios y el bebé crecía bien, a Paloma le alargaron la quimio a dos sesiones, se coordinaron para que recuperara las defensas altas antes de inducirle el parto y dejaron que el feto llegara a la semana 37, cuando dejan de ser prematuros. El alumbramiento fue natural y muy bueno. El resultado es un bebe sano, perfecto y muy feliz.

Hasta entonces, al no poder hacerse las pruebas habituales, también tuvo que lidiar con la incertidumbre de cómo progresaba el tumor y si habría alcanzado el ganglio centinela. Ya sin el bebé en su interior, pasó por la resonancia que confirmó la mejor de las noticias: la respuesta había sido completa.

El camino no termina ahí. Le sigue más quimio durante la recuperación postparto, una cirugía, tratamiento hormonal... Pero Paloma sigue dando pasos adelante, normalizando el proceso y con una decisión, fortaleza y positividad que deja a su entorno boquiabierto de admiración.

Ella sabe que "la actitud es importante". "Es curioso cómo te habitúas. Si me hubieran dicho lo que iba a pasar, me lo habría imaginado mucho peor". Agradece el "maravilloso" trato de los profesionales ya citados, de la oncóloga Ana Alonso, deAmada Méndez y el resto del equipo de matronas y de las psicólogas. "El apoyo de mi pareja fue fundamental y también el familiar y el de los amigos", resalta. Además, la ayudó hablar con personas que habían atravesado por algo similar. Ella lo quiere devolver: "Creo que podré ofrecer ese apoyo a otros pacientes y me gustaría ejercer de voluntaria en Adicam".

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