El mar no es un contenedor, pero esa es una lección a que muchos, durante muchos años, se les ha olvidado. Viejos walkie-talkies del paleolítico de los actuales smartphones, neumáticos en los que se enreda todo tipo de suciedad y hasta un contenedor amarillo fueron recogidos ayer por el Puerto de Vigo, la Fundación Cetmar y North Come Diving para librar de porquería la dársena de A Laxe, donde ya se trabaja en la creación de un "jardín submarino" con microarrecifes para alojar biodiversidad. El proyecto conocido como "Peiraos do Solpor" ,en colaboración con la Universidade de Vigo.

Los restos retirados de la dársena 2 -algunos de los cuales fueron divulgados por el Puerto a través de sus redes sociales- dejaron detalles que hablan del tiempo que llevaban sumergidos, como las costra que de fauna submarina que envolvía el contenedor de basura reflotado.

En julio este diario publicó el trabajo de los técnicos de la Autoridad Portuaria y los expertos de la Universidad para fondear a 1,8 metros de profundidad 27 cuerdas con microarrecifes, con el propósito de testar la capacidad regeneradora de la Ría y propiciar la aparición de peces ,algas y hasta crustáceos. Los resultados, ya en su momento, fueron mejor de lo esperado, hasta el punto de que el Puerto se planteó extrapolar esta iniciativa a las zonas más castigadas por la actividad industrial, como el frente de astilleros de Bouzas. El proyecto "Peiraos do Solpor" forma parte de la estrategia Blue Growth del Puerto olívico y fue clave para que ostentara la presidencia de la Red Europea de Puertos Azules.