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Los polizones sacan los colores a Maersk

Vigilantes británicos subieron al "Harald Maersk" en aguas de Gibraltar para controlar a los violentos africanos: no eran "incontrolables" ni los descubrió cuando navegaba frente a Cíes

El petrolero "Harald Maersk", esta mañana atracado en Vigo. // Marta G. Brea

La naviera Maersk logró a medias su propósito y bastante más tarde y caro de lo que preveía. Los polizones dejarán definitivamente hoy el petrolero Harald Maersk pero con su custodia y repatriación hasta Guinea Conakry a cargo de la armadora. Según fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra, los tres jóvenes, oriundos de Guinea Conakry abandonarán Vigo en un avión que sale de Peinador a las 12.00 horas de hoy. Ya en su traslado desde la Estación Marítima hasta el aeropuerto vigués estarán acompañados por vigilantes de seguridad contratados por la armadora. Guardas pertenecientes a la misma empresa que, a requerimiento de la naviera danesa, había enviado al petrolero cuando cerca de Gibraltar los polizones reaccionaron con violencia al verse descubiertos, y que permanecieron en todo momento a bordo hasta que el buque llegó a Vigo.

Con la repatriación de los tres intrusos, el petrolero que hoy cumple 10 días atracado en la Estación Marítima podría zarpar en cualquier momento. Lo único que lo retenía aquí ha sido el empeño de su armadora en librarse de los tres africanos dejándolos en tierra viguesa para que así su buque pudiera continuar la ruta hacia a Holanda. Pero además de fracasar por no haber conseguido lo que se proponía rápido y a menor coste, Maersk ha hecho un flaco favor al prestigio de los capitanes de su extensa flota. La Policía Nacional ha desmontado la argucia utilizada por quienes gobiernan el buque obedeciendo órdenes de su compañía.

Ahora se sabe que aquel primer pronunciamiento oficial de un portavoz de la Comisaría de la Policía Nacional de Vigo sobre la entrada en puerto vigués del Harald -adelantada por FARO en su edición digital- contenía las pistas de lo que realmente podía haber motivado esta arribada. Cuando el agente recalcaba que no sería la primera vez que los buques apelan a la supuesta violencia de polizones como pretexto para justificar su desembarco en tierra, ya sus compañeros del Puesto de Frontera del Puerto sospechaban que pudiera ser así o parecido. Solo faltaba demostrarlo y así ha sido. Recopilando pruebas tan esclarecedoras que la naviera no ha tenido más remedio que asumir la repatriación, como manda la legislación internacional.

Todo empezó mucho antes de que asomaran por la ría de Vigo, el sábado 8 de febrero, los 180 metros de eslora del Harald. Por el análisis del rastro registrado por su AIS (Sistema de Identificación Automática), la hipótesis principal apunta a que la localización de los intrusos se produciría en aguas internacionales a una altura, orientativa, del Estrecho de Gibraltar. El registro de su posicionamiento satelital revela que el buque se adentró a continuación en aguas cercanas a Gibraltar para embarcar -desde el mar- a vigilantes de seguridad de una empresa británica. Como se supone que estos guardias tenían la misión de custodiar a los polizones durante la travesía, para la Policía queda claro que estuvieron controlados en todo momento por lo que descarta esos problemas que supuestamente generaron al capitán y la tripulación alegados por la naviera para dejarlos en España. Además, si así hubiera ocurrido cuando navegaba durante la tarde-noche del viernes 7 frente a Cíes pudo haber informado al patrullero de la Armada Mahón. Este buque militar estableció un contacto rutinario al que el petrolero respondió pero sin informar de la presencia de polizones a bordo ni solicitando auxilio por un problema generado por estos.

Fuga e intento de suicidio

Que la investigación de la Policía Nacional venga a concluir poco menos que todo se trató de una burda estrategia de la compañía para zafarse de los polizones en territorio español, no significa que cuestione la veracidad de que eran violentos, incluso entre ellos mismos, como había manifestado el capitán del Harald Maersk cuando el viernes 7 de febrero pidió entrada en el puerto vigués. Quienes han estado al tanto estos días de la estancia de los tres dentro del barco los describen como capaces de "cualquier locura" con tal de salirse con la suya: desembarcar en suelo europeo Y se han esforzado en cumplir este objetivo hasta el último de sus días en Vigo.

Primero uno de ellos aprovechó la marea baja para saltar desde el petrolero al muelle y pese a lanzarse a correr hasta superar el Centro Comercial A Laxe acabó acorralado en los pantalanes de A Laxe. Pero lo tuvo otro de los africanos que para forzar su desembarco definitivo en tierra intentó, o lo simuló, quitare la vida ahorcándose. Así que violentos con los demás y para sí mismos, puede que sí, pero no incontrolables.

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