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"El baluarte es parte de nuestra antropología"

La muralla de O Castro se levantó en el siglo XVIII tras los ataques de la armada anglo-holandesa en Rande. La fortificación sirvió de escudo defensivo ante las embarcaciones que llegaban a Vigo por la ría. "Es una muralla que significa mucho en la memoria de la ciudad porque esta sobrevive gracias a su capacidad de defensa en épocas difíciles, de elevada hostilidad bélica, y las diferentes fases del fuerte van siendo los que permitan que la urbe continúe con todo su papel", afirmó Caballero. "Esto es una parte de nuestra antropología de lo que es la ciudad, la muralla lo que hace es rememorar los antiguos castros en la parte más occidental y a través de eso montar los sistemas de fortificación y defender la localidad", añadió el alcalde.

En la actualidad, la zona perdió todo su carácter militar y se convirtió en un espacio verde en el que poder disfrutar de las vistas desde el monte de O Castro, hacer deporte o pasear. "Es un área de parque más reconocido en la ciudad que la propia fortaleza, hasta el punto que empieza a deteriorarse por la vegetación, por el arbolado y a esconderse", afirmó Antonio Iglesias.

Las nuevas obras quieren "consolidar los elementos hostiles de la muralla" para poner en valor este monumento histórico del patrimonio vigués. "Aquí había un terrible restaurante que derribamos y descubrimos la belleza y el esplendor del baluarte que sale encima de la roca", describió Caballero. "El proyecto trata de volver a recuperar la importancia de la fortaleza y descubrírsela a mucha gente que a penas la conoce", expuso el técnico municipal.

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