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In memoriam // Pablo Riera

Querido amigo Pablo

Roberto Lagoa recuerda al empresario vigués Pablo Riera, fallecido en Japón

Riera en Japón. // Faro

Querido Pablo :

Te envío esta carta a Japón sabiendo que te llegará, tarde, pero llegará. Cosas que la tecnología que tanto te gusta no es capaz de hacer. Y así disfrutas de una lectura después de esquiar, tu pasión.

Te escribo porque me he dado cuenta de que tantos años de amistad y nunca te había escrito ni una línea en papel. Y es que la vida es tan inmediata hoy, y las rutinas nos invaden de tal manera, que nunca nos decimos todo lo que queríamos, ni con la efusividad que deberíamos.

Ahora que me pongo a ello no sé por dónde empezar y tengo una sensación de vacío que inunda mis ojos y mi corazón por momentos. Pero debe ser por estas nieblas de la Ría, que, como tú bien dices, se parecen a las del continente americano que dieron lugar a tu idea de fundación Galifornia, y tu famosa ruta.

Las fotos de la nieve de Minakami que nos enviaste merecen la pena y tu pícara sonrisa de disfrute lo dice todo, pero me hacen recordar nuestros inicios en Manzaneda y todo el recorrido hasta hoy, ahora que disfrutas en la mejor nieve del mundo.

Hablo de un recorrido vital, no de sitios, sino de recuerdos, de risas y buenos momentos, porque si hay algo de ti que nos gusta a todos es lo bien que nos lo haces pasar por tu positivismo y naturalidad para transmitir alegría, con una simpatía limpia y a la vez endiablada que te vuelve único, fortaleza que siempre has ofrecido a quien la necesitaba.

Desde pequeño, recuerdo que ya eras innovador. Y además nunca aceptaste ni te conformaste con menos. Querías el mundo y por eso lo recorriste. Fuiste nuestros ojos viajando, exprimiendo la vida en cada momento, siempre guiado por la aventura donde fuera que fuese, obteniendo reconocimiento empresarial y social con tu liderazgo y siempre con espontaneidad y naturalidad.

El éxito de la vida es algo que nunca buscaste, sino que me dices que disfrutas día a día. Y por eso me dijiste en el entierro de tu padre que había fallecido disfrutando de la vida, en una de sus pasiones, la pesca. Y que por eso no estabas triste, una lección que aprendí a fuego, en ese máster que dabas fuera de las aulas de Oxford y de empresas tan importantes como Inditex o el Banco Santander. Y sin cobrar. Lujos que disfrutamos por ser tus amigos.

Por cierto, me dice tu mujer que te diga que te cuides, que te quiere mucho -bueno, eso ya lo sabes, y ella también sabe de tu amor- y que además te dé un beso grande. Te lo envío. Por cierto, tu hijo Pablito es tu clon, igualito ¡Dios nos coja confesados! Otro torbellino de Riera como tú. Y Cata, la imagen y belleza de su madre; menos mal, con ella no tendremos sobresaltos. Bueno, tranquilo, seguiré jugando con ellos mientras llegas, aunque te echan de menos y te adoran. Cata dice que le has prometido un perro cuando cumpla doce.

El otro día me contabas todos los planes de futuro, del año 2020, y todos los viajes que tienes planeados, y me dijiste que hay que disfrutar. Pues eso, disfrutaremos, porque eso nos has enseñado, así que aquí hemos brindado ya por ti unas cuantas veces como tú quieres.

Bueno, voy terminado, creo que personas como tú mantienen el mundo en este delicado equilibrio, gracias al positivismo que desprendes, basado en la amistad verdadera, y en una pesada carga invisible que los líderes como tú llevan con la mejor de tus sonrisas pese a todo. Vigo esta en el mapa por personas como tú.

Tu familia, amigos, colaboradores, conocidos, me envían todos miles de besos y abrazos para ti. Lo dicho, no hay como ser una gran persona para que se acuerden de ti.

Y por el poder que me ha conferido la magia del papel... sea... llegue esta carta a su destino.

*En nombre de todos tus amigos

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