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Barcos desguazados destaparon la presunta trama de contrabando

Un agente del SVA de Marín dio la alerta tras descubrir extrañado que constaban entregas de tabaco a buques que ya no estaban en activo

Un agente del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) fue clave para destapar la presunta trama de contrabando de tabaco en el puerto de Marín que esta semana está siendo objeto de juicio en la Audiencia de Vigo. El efectivo, tras una etapa en una patrullera, se incorporó a la oficina de Aduanas de la localidad marinense. Y allí, viendo las solicitudes para aprovisionar de cartones de cigarrillos a los tripulantes de buques que pasaban por ese puerto, descubrió extrañado que embarcaciones que constaban en esos documentos no habían estado allí. Incluso leyó el nombre de barcos que ya habían sido desguazados. "Él fue quien nos avisó y nos puso sobre la pista", relató ayer en la vista oral uno de los agentes que intervino en una investigación que ha acabado con seis personas, entre ellas tres guardias civiles, en el banquillo enfrentándose a penas de hasta 5 años de prisión.

Guardias civiles

Tras una primera jornada en las que los abogados defensores tildaron de "conjeturas" las tesis de las acusaciones y en la que tres de los encausados -el exdelegado de sendas empresas de suministro a buques y un comercial y su hija que también trabajaron en ambas- negaron haber cometido irregularidades, ayer fueron interrogados los guardias civiles, quienes al tiempo de los hechos, entre 2010 y 2013, estaban destinados en el puerto de Marín. Están acusados en el marco de una trama que supuestamente simulaba el avituallamiento a buques de tabaco exento de aranceles e impuestos, cuando en realidad ese material era desviado y se vendía "fuera de los circuitos legales". Los agentes también defendieron su inocencia, alegando que se fiaban, por una cuestión de confianza, cuando les decían que los cigarrillos se cargaban en barcos nodriza de los que oficialmente constaban en la documentación, que eran los que llevarían la mercancía a su destino final a los caladeros donde estaban los buques principales.

Aunque uno de los agentes reconoció que debido al exceso de trabajo en ocasiones no podía comprobar todas las entregas - "si paralizo el Puerto se arma la de Dios", refirió-, todos coincidieron en que el tabaco siempre fue embarcado. Lo contrario de lo que sostienen fiscal y SVA. Un responsable de este cuerpo policial resumió ayer que las entregas objeto de investigación -más de 50.000 cartones de cigarrillos valorados en 2,2 millones de euros- no llegaron "a buque alguno". "Ese tabaco se desvió al mercado ilícito", concluyó el agente.

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