Ocurrió hace un año. Una alumna tenía fijada una cita con un profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de Vigo para revisar un examen que había suspendido con una nota de 0,7. Acompañada de su madre, se presentó en el despacho del profesional. Pero aquel trámite académico acabó de la peor manera: con una agresión en la que la joven asestó varias paraguazos al docente mientras su progenitora lo mantenía acorralado. Tras desembocar en los tribunales, el caso escribió ayer su último capítulo judicial con una vista de conformidad en la que madre e hija aceptaron dos años de cárcel y el pago de 450 euros de multa. Ambas sin antecedentes penales, no ingresarán en la cárcel condicionado a que no delincan en ese período y a que abonen los 400 euros que les restan de indemnización por la rotura de las gafas y las lesiones causadas al profesor. Antes del juicio ya consignaron 210 euros, lo que les benefició con una atenuante de reparación del daño.

El acuerdo de la defensa con fiscal y acusación particular evitó el juicio, para el que, junto a acusadas y víctima, estaban citados para arrojar luz sobre lo ocurrido varios profesores y alumnos, entre ellos el que era el principal testigo, un estudiante que aquel día, al escuchar el alboroto, entró en el despacho, separando a la madre y observando, junto al paraguas usado en la agresión ya roto, como el docente sangraba por la nariz y tenía las gafas rotas.

Todo sucedió a las doce del mediodía del 31 de enero de 2019. La estudiante, Ana María M.S., de 25 años de edad, había suspendido un examen de la asignatura de Xestión de Coñecemento e Innovación Tecnolóxica del Grado de Administración y Dirección de Empresas, por lo que acudió al despacho de este profesor de la Facultad de Ciencias Económicas para revisar dicha calificación. Lo hizo acompañada de su madre, Ana María S.F., de 50 años. Según el relato del Ministerio Fiscal con el que se conformaron las acusadas, una vez dentro, el docente les dijo que solo atendería a la alumna y que su madre debía esperar fuera, lo que ya motivó un primer desencuentro. La joven se "molestó" y le manifestó que presentaría una queja en el Decanato, abandonando ambas mujeres la estancia.

Pasados veinte minutos la universitaria regresó, en esta ocasión ella sola. Pero tras hablar con el docente, al salir cogió las llaves que había en la puerta, cerró el despacho con el profesor dentro y se fue con ellas. El hombre tenía allí otro juego de llaves de repuesto, por lo que de inmediato salió y fue a la conserjería para avisar de lo ocurrido y de que era necesario cambiar el bombín de la puerta.

Llaves

La situación no cesó ahí. Poco después madre e hija regresaron al despacho, para devolverle las llaves al profesor. Pero cuando éste se levantó de su silla con la intención de salir de allí, fue cuando la universitaria, describe el fiscal, le asestó varios paraguazos en el lado izquierdo del cuerpo, mientras su progenitora lo "acorralaba" para evitar que se fuese. Un alumno entró y separó a la mujer del docente. Este, finalmente, se refugió en el despacho de una compañera y pidió que avisaran a la Policía, personándose allí agentes municipales. La víctima sufrió lesiones en nariz y una mano.

Junto a un delito de lesiones, ambas mujeres son condenados por la autoría de un delito de atentado por la agresión a un funcionario docente en el ejercicio de las funciones propias de su cargo.