La verinense Teresa Delgado tomó las riendas del centro penitenciario de A Lama en febrero del año pasado, convirtiéndose en la primera mujer que está al frente de la dirección de una prisión en Galicia. Desde sus oficinas se controla y gestiona también el funcionamiento del propio CIS al estar integrado orgánica y funcionalmente en él. Delgado reconoce que el objetivo tanto de uno como otro pasa por la reinserción y que ningún interno que haya salido vuelva a entrar. "Damos al interno todas las herramientas para integrarse en la sociedad, luego ya lo que haga cada uno con ellas ya no solo depende de nosotros".

-La personalización e individualización rige el futuro de cada interno, pero, ¿sería posible dibujar cómo sería el día a día de uno de ellos? ¿Ayudan en la búsqueda de trabajo?

-Más que ayudar, orientamos al interno bien sea a través del equipo técnico o una entidad. Muchos tienen una vida laboral previa e incluso mucha gente se forma en el propio centro penitenciario, llegan aquí ya con el curso de formación hecho o un título oficia. Allí en A Lama proyectamos la formación en oficios, panadería o soldadura, y son muy demandados. Cada caso es un mundo, si tenía una vida estable pues retoma su día a día más fácil, porque su vida estaba ya normalizada y hay a quien hay que echarle una mano. Por ejemplo, apuntarse al INEM ya es obligatorio.

-El interno que carezca de este trabajo o de este arraigo, ¿pasaría todo el día en el centro?

-No necesariamente, sí se le permite salir pero con un horario mucho más restringido. Después de haber estado un tiempo en prisión siempre hay algo que arreglar, trámites a nivel burocrático... Están capacitados para vivir en semilibertad, por lo tanto dar un paseo forma parte de su adaptación, hay que volver a vivir.

-Sí controlan la libertad condicional, ¿qué ocurre con la vigilada? ¿Tienen también competencia sobre ella?

-La libertad vigilada no la gestionamos aquí, salvo que el juez lo mande pero no somos competentes. Imagínate, que desarrolle un programa de agresores sexuales o que se establezca un control telemático, lo normal es que acudan aquí pero no somos competentes en cuanto a la libertad vigilada postpenitenciaria. Puede consistir por ejemplo a que fije un domicilio, que vaya a firmar al juzgado cada x tiempo, que haga un programa, etc. Entonces nosotros realizamos una propuesta como junta de tratamiento al juez de vigilancia. Y esa propuesta se remite al tribunal sentenciador, y este establece si este plan propuesto es correcto o no, que suele ser que sí.

-En cuanto a la reincidencia, ¿es habitual encontrarse otra vez a los mismos condenados o los ratios son bajos?

-Es prácticamente imposible de saber, muy complicado. Seguramente a nivel estatal sí tienen datos, pero nosotros no disponemos de ellos. El objetivo claramente es que no vuelvan. En tu mano está darles todas las herramientas para que puedan llevar a cabo una vida ordenada en una sociedad normalizada y enseñarles a utilizarlas. Luego ya lo que haga cada uno con estas herramientas ya no solo depende de nosotros. También influye muchísimo al contexto familiar o social al que regresa. A veces es genial, pero otras veces no lo es tanto. Se encuentran solos, es más pasan de estar completamente controlados por la institución a verse más libres y eso también puede ser duro. Depende de millones de cosas. Muchísimos internos afortunadamente no vienen, otros sí.