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Una lucha silenciosa contra el fuego: "Los grandes incendios van a volver"

Medio centenar de voluntarios extraen eucaliptos de los montes comunales de Coruxo

Lucha silenciosa contra el fuego en los montes de Coruxo

Lucha silenciosa contra el fuego en los montes de Coruxo

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Lucha silenciosa contra el fuego en los montes de Coruxo

Con guantes, botas, sachos, hachas y mazas, medio centenar de voluntarios desafiaron ayer al frío de una mañana de invierno para acudir a la llamada de la Comunidad de Montes de Coruxo, que, en colaboración con las brigadas deseucaliptizadoras de Verdegaia, organizaron una jornada de voluntariado para liberar de eucaliptos la ribera del regato de O Pontón, una de las zonas afectadas por la ola de incendios que arrasó más de 49.000 hectáreas en tres días negros del mes de octubre de 2017.

La intención es sustituir esta especie invasora, altamente inflamable, por otras autóctonas para crear un bosque de frondosas -que arde con dificultad y crea condiciones de humedad ambiental- que permita interrumpir la propagación de las llamas. Este tipo de vegetación propia hasta tiene la capacidad de extinguir el fuego de forma natural. Los vecinos no quieren volver a sufrir la misma pesadilla de hace dos años: un episodio aciago que se llevó por delante viviendas, granjas, naves y cuatro vidas en toda Galicia: dos mujeres en Nigrán, un hombre en Vigo y otro en Carballeda de Avia.

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Decenas de voluntarios acuden a la llamada contra el eucalipto en Coruxo

Decenas de voluntarios acuden a la llamada contra el eucalipto en Coruxo. // Marta G. Brea

"Después de la ola de incendios de 2017, se produjo una invasión masiva de eucaliptos y acacias: no solo rebrotaron, también se activaron especies pirófitas. Los eucaliptos que estaban en las propiedades particulares, en donde no podemos actuar, dispersaron masivamente las semillas y plagaron zonas contiguas de monte comunal", lamentó Afonso Rodríguez, vicepresidente de la Comunidad de Montes de Coruxo, que alertó de la necesidad de vivir en entornos seguros ante la amenaza del fuego: "Los grandes incendios van a volver: el próximo será tan virulento o más que el anterior, de ahí la importancia de modificar el tipo de vegetación: tiene que ser más resistente y resiliente -como son las especies autóctonas-, y la producción debe orientarse hacia especies de crecimiento más lento -al contrario que el eucalipto-".

Samuel acudió a la cita con su hija Maia, de 7 años, que reconoció que le gusta ir al monte a actuar en favor del medio ambiente. Su padre, bombero forestal, participó en la extinción de los incendios de 2017 y recuerda a la perfección las nefastas consecuencias de estas catástrofes. "Esto es lo que podemos hacer, lo verdaderamente importante; en esta zona, no se pueden meter máquinas, el trabajo previo de los voluntarios es imprescindible", destacó, a la vez que manifestó su agrado por que haya "tanta gente concienciada con la problemática de las especies invasoras". "Las generaciones más jóvenes ven que pueden ayudar a la regeneración de nuestros montes; eso es fundamental", añadió.

Paulo, con sus manos enfundadas en guantes, confesó que era la segunda vez que participaba en las jornadas de voluntariado de la Comunidad de Montes de Coruxo. "Me motiva que sea una actividad colectiva que busque recuperar zonas degradadas. Al ser de Vigo, vengo mucho por aquí: trabajar en la zona que conoces es especial", apuntó antes de subrayar que lo único positivo que dejó el cataclismo de hace más de dos años fue que logró "movilizar a la población como nunca antes". "Las brigadas deseucaliptizadoras de Verdegaia, de las que formo parte, nacieron como respuesta a la ola de incendios vivida en 2017", señaló.

Rosa y Susana acompañaron a Rodrigo, Saúl, Tomás y Miriam en las labores. "Para los menores, es divertido. Estas acciones son importantes; la naturaleza es el legado que dejaremos a nuestros hijos a medio y largo plazo. Les cuesta madrugar un sábado, pero se dan cuentan de que les beneficiará en el futuro; es una experiencia estupenda", explicaron. Uno de los pequeños, Saúl, que se mostró encantado de poder ayudar a preservar el medio ambiente, comentó que los colegios deberían promover más este tipo de salidas. "Ayudan a concienciar a los pequeños: no somos conscientes de que el aire que respiramos viene de aquí. Hay que cuidar el campo y esta es una ocasión para que ellos entren en contacto con la naturaleza y vean lo relevante que es hablar de especies invasoras", apostilló Rosa.

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