Finalizada la Guerra de Cuba con la firma del armisticio entre España y Estados Unidos, a partir del agosto de 1898 comenzó la llegada masiva a Vigo de soldados en "barcos de la muerte", así llamados por las pésimas condiciones en las que viajaban. Hasta 7.000 desembarcaron aquí, muchos de ellos gravemente enfermos. Impactado por la situación, el entonces alcalde López de Neira ordenó adaptar naves portuarias para intentar la cura o retrasar la muerte de estos soldados. Toda ayuda hacía falta y los vigueses, respondiendo a una llamada de FARO, se volcaron en atender a estas tropas, y hasta acogieron a un buen número de sus integrantes en sus propios domicilios.

Este es el episodio que el Puerto quiere homenajear, y el motivo del concurso que acaba de convocar bajo el título "Elaboración y suministro de conjunto escultórico homenaje a los soldados retornados de la Guerra de Cuba". Por un importe de 150.000 euros, los artistas interesados en plasmar la admirable actitud de los vigueses para con aquellos moribundos repatriados de la contienda caribeña tienen de plazo hasta el 27 de enero para presentar sus propuestas. Dispondrán de seis meses máximo para ejecutarla, y el jurado que decidirá al ganador estará formado por Antonio Giráldez Lomba, del Instituto de Estudios Vigueses; José Ballesta de Diego, director del Museo Municipal Quiñones de León; y la exsenadora María Larriba Elvira.

De acuerdo a las condiciones reflejadas en el pliego, la escultura "deberá fabricarse en bronce, tener proporciones correspondientes a una altura erguida de dos metros, y ser figurativa, realista y natural". Su futura ubicación está prácticamente decidida: en el espacio ajardinado entre el edificio de Sesiones y la Estación Marítima.

La iniciativa de encargar esta pieza se justifica desde Praza da Estrela "porque la historia del puerto de Vigo es un elemento decisivo en la construcción cultural de la ciudad". Considera que la incorporación de este elemento de carácter histórico y artístico "tendrá una repercusión social y cultural que además contribuirá a la humanización del entorno: acercando al público al arte, a la historia y a la tradición marítima portuaria". Sin olvidar que el espacio portuario más cercano al mar, el waterfront vigués "ganará en calidad paisajística y atractivo turístico al destino de cruceristas que buscamos potenciar".

Será la segunda escultura que resalta el mismo hecho histórico. La primera y de momento única se halla en el cementerio de Pereiró, donde fueron enterrados los soldados que fallecieron en la ciudad. Este mausoleo en homenaje a esos soldados es obra del escultor asturiano Julio González Pola y el marmolista Juan Baliño Rivas.

"Un hecho de gran relevancia, estremecedor, de esos cuya lectura pone la piel de gallina", explica el presidente de la Autoridad Portuaria. "De hecho figura en el lema del escudo de Vigo: 'Fiel, leal, valerosa y siempre benéfica Ciudad de Vigo'". "Este último título concedido en 1900, de 'siempre benéfica'", surge por el comportamiento humanitario de los vigueses a la hora de acoger y auxiliar a los soldados retornados de aquella guerra", subraya López Veiga, entusiasta confeso de este episodio histórico.