Con Rudolph al frente del trineo, Papá Noel llegó a Vigo para recoger los deseos de los niños y niñas vigueses. En su caseta de Príncipe, y en los centros comerciales de la urbe, la cola para ver al bueno de Santa combatía a la incesante lluvia. Padres e hijos esperaban con ilusión su turno repasando la lista de juguetes que elaboraran, con ayuda de sus progenitores, previamente.

"Tuvimos que reescribir la carta para traérsela a Papá Noel porque nos la dejamos olvidada en A Coruña", explica Lara acompañada de su padre. Las prisas por llegar con tiempo a Vigo para visitar a sus abuelos provocaron que la pequeña coruñesa dejara su misiva en su hogar habitual. "Este año he pedido un piano y dos perritos de peluche", concreta Lara con el papel en la mano.

La imaginación también llega a las cartas de Santa Claus y Martiño dibuja todo lo que quiere que le traigan en esta noche tan mágica. "Tiene 3 años y ya le hace ilusión y entiende quién es Papá Noel", expresa su madre, Marta. "Vivimos fuera y es la primera vez que visitamos la caseta de Príncipe, aunque somos más de Reyes de Magos, venir es algo muy bonito y que a los niños les emociona", dice Marta.

Martiño y su madre

"Con tres años dibuja todo lo que quiere en un papel y yo se lo pongo por escrito "

Lara y su padre

"Tuvimos que escribir la carta rápido porque nos la dejamos olvidada en A Coruña"

Cuando las demandas son muchas, el "hombre de rojo" tiene que escoger qué juguetes regalar y cuáles no. "Este año me pasé un poco pidiendo y no sé si me lo va a traer todo", asegura Carlos, un vigués de 8 años que acude desde hace tiempo al hogar de Papá Noel. "Entre las cosas que quiero están el Scalextric, un traje de Harry Potter y una figura de Bakugan para jugar con mis amigos", detalla impaciente, junto a su hermano, por entrar.

Una vez sentados en el regazo de Santa, los niños y las niñas expresan sus deseos y sus preferencias. Asimismo, le explican lo bien o mal que se han portado durante este año, tanto en casa como en el colegio. "Carlos se porta muy bien y estudia mucho", afirma orgullosa su madre. Tras la visita y la foto de rigor, Papá Noel les regala dulces a todos los niños que pasan por su casa durante estas fechas. "Es muy amable, una vez me dio una galleta, pero suele darme caramelos", apunta Lara. En la misma línea, Carlos y su antecesora opinan que el señor de Laponia es "bondadoso".

Con todas las cartas leídas y los regalos metidos en el saco, Papá Noel prepara su trineo para recorrer la ciudad repartiendo todos los juguetes deseados. Después de la cena de Nochebuena, los niños vigueses dejan un vaso con agua o leche y algunos postres navideños para que el visitante y sus renos repongan fuerzas durante su reparto y su viaje de vuelta a Laponia.