Manuel Benito Alonso (1928, Nigrán), acusado de homicidio imprudente y de un delito de lesiones por imprudencia grave al haber arrollado a un pelotón de ciclistas, de los cuales dos fallecieron, asistió ayer al juzgado de lo penal de A Parda donde se celebró la vista oral en la que los testimonios de los testigos que presenciaron el atropello, así como el atestado de la Guardia Civil, fueron claves para la reconstrucción de los hechos.

Si bien el acusado se acogió a su derecho de no prestar declaración, sí lo hicieron siete de los 14 ciclistas arrollados aquel 12 de marzo de 2016 en la carretera que enlaza Vigo y Tui, en el término municipal de A Guarda, el conductor del vehículo que circulaba tras Manuel Benito Alonso, la médica forense y los cuatro agentes que estuvieron presentes en el lugar del incidente y elaboraron el atestado.

La vista dio comienzo con el testimonio del ciclista con las secuelas más graves, exprofesor titular de la Universidad de Vigo y cuyas lesiones le han supuesto la incapacitación para desempeñar su trabajo. J.A.V.V. relató cómo en su día a día es una persona totalmente dependiente de su familia para las acciones más cotidianas y que, durante los primeros seis meses después del trágico accidente, "no me acordaba de nada. Mi mejor amigo murió a mi lado y no me acuerdo. El neurocirujano me dijo que tenía que dar gracias por estar vivo", indicó en su intervención.

J.A.V.V. también explicó que, antes de que se produjera el incidente, fue responsable de la mecánica del primer satélite gallego y del calorímetro del nuevo acelerador de partículas, un proyecto que se está desarrollando en Alemania en la actualidad y que cuenta con un presupuesto superior a 1,2 billones de euros. El abogado del damnificado reclama una indemnización superior a 2,5 millones de euros, mientras que el Ministerio Fiscal incrementó la responsabilidad civil en las conclusiones solicitando una indemnización de 1.800.000 euros, frente a los 1,4 millones iniciales.

Testimonios coincidentes

Inmediatamente después de la declaración del exprofesor de la UVigo, procedieron a testificar los agentes de la Guardia Civil que elaboraron el atestado y estuvieron presentes en el lugar de los hechos. Según manifestaron en la sala, "el tramo en el que ocurrió el atropello es una recta de unos 800 metros y aquel día la conducción era óptima, tanto para los vehículos como para los ciclistas. El vial está señalizado, alertando de que es frecuentado por ciclistas, y había visibilidad".

Asimismo, los agentes confirmaron que todos los testigos coincidieron en su primera declaración en que Alonso iba a más velocidad de la permitida y también aseguraron que, en el incidente, "se denota una distracción total porque cuando atropella a los primeros ciclistas, no realiza ninguna maniobra evasiva y continuó la trayectoria, arrollando al resto del pelotón".

A continuación, la magistrada dio paso al resto de deportistas que conformaban el pelotón aquel día, quienes coincidieron en sus declaraciones en que el vehículo entró en diagonal, de izquierda a derecha, y, tras haber atropellado al primero de sus compañeros, "en ningún momento pisó el freno", al contrario, todas las versiones hicieron referencia a que "daba la sensación de que aceleraba más".

Tras haberse registrado el siniestro, un par de ciclistas explicaron que vieron cómo el coche paraba en lo alto del cambio de rasante para darse posteriormente a la fuga. "Yo estaba atendiendo a mis compañeros heridos y no sabía ni qué había parado con el coche; solo después escuché gritar a los demás: ¡Que se escapa! Y vi el coche cómo se marchaba desde el alto", aseguró uno de los afectados.

Las declaraciones de los testigos en el plenario dejaron patente las secuelas psicológicas del trágico atropello. Así, el temor a coger la bicicleta por parte de los afectados es evidente, pues algunos competían a nivel profesional y han dejado de hacerlo y reduciendo sus salidas con la bici. Otros indicaron que, en el momento del incidente, la sensación fue como la de "un tren de alta velocidad que pasa a tu lado".

En este sentido, uno de los deportistas que circulaba en la quinta fila declaró sobrecogido que "yo salí ileso, pero porque minutos antes del atropello había cambiado la posición con un compañero; eso me salvó la vida".

Otro de los testimonios clave en el juicio fue el del conductor que circulaba tras el turismo de Manuel Benito Alonso. Según narró J.G., natural de Burgos y quien estaba veraneando con su mujer en la zona en aquella época, "en la carretera había visibilidad. Puse el intermitente para adelantar al pelotón y pasar al otro carril, porque no venía nadie, pero en el momento en el que nos acercamos a ellos, empezó a llevarse a todos por delante y no tocó el freno en ningún momento. Solo se paró para retirar el cuadro de una bicicleta que arrastraba enganchada en el coche".