Todas las pruebas, indicios y vestigios están ya sobre la mesa. El juicio por el crimen de la joven natural de Boqueixón, Ana María Enjamio Carrillo, encara su recta final, la más decisiva, en la que el papel de los cinco hombres y cuatro mujeres que conforman el Jurado pasa a un primer plano. El tribunal popular se retirará esta misma tarde a deliberar la culpabilidad o no del único acusado por el asesinato de la ingeniera, que recibió más de una treintena de puñaladas, seis de las cuales le atravesaron el corazón. Para llegar a este veredicto, acusaciones y defensa expondrán desde las 09.45 horas sus informes finales además de dársele al acusado el turno para hacer uso a su derecho de la última palabra.

Ayer concluyeron todas las sesiones destinadas a la exposición y práctica de la prueba con la declaración de una perito criminalística, que analizó los cortes en parte de las prendas que vestía Ana cuando fue asesinada en la madrugada del 17 de diciembre de 2016; un vestido, una chaqueta y un sujetador. De su análisis se extrae que la levita de Ana María presentaba dos cortes en el puño de la manga derecha, así como 24 cortes en la zona superior izquierda del vestido -que, por su patrón, indican "movimientos repetitivos en un mismo punto"- así como "numerosos cortes" en el sujetador. La forma de los mismos sugiere que se empleó un cuchillo o arma blanca de hoja "monocortante" y de una anchura de unos dos centímetros (misma descripción aportada por las forenses que declararon acerca de las lesiones en el cuerpo de la víctima).

Tras esta comparecencia, llegó el turno de las partes para referirse a sus conclusiones y solicitud de penas. Así, mientras que la Fiscalía mantuvo "íntegramente" su escrito de conclusiones, en el que pide para César Adrio una pena de 27 años de prisión por delitos de asesinato y acoso continuado, tanto la acusación particular ejercida por la familia de la fallecida y la popular introdujeron modificaciones traducidas en una reducción de delitos y penas solicitadas.

En el caso de la letrada de la Xunta, se adhirió al escrito del Ministerio Público por lo que decidió no acusar formalmente al presunto agresor por el delito de vulneración de la intimidad por entender que las imágenes íntimas supuestamente divulgadas por el acusado "no se apreciaban nítidamente". Además, esa circunstancia de vulneración de la intimidad quedaría reflejada en el delito de acoso u hostigamiento, por el que sí acusa. Esto rebaja su petición de cárcel de los 33 iniciales a los 27 años.

Por su parte, la acusación particular retiró los dos delitos leves de hurto que le atribuía a César Adrio, así como la alternativa de homicidio, en aras de "facilitar el trabajo de los jurados". De este modo, la familia de Ana Enjamio acusa a su expareja y compañero de trabajo de los delitos de asesinato -con las agravantes de ensañamiento y alevosía-, acoso y revelación de secretos, y pide penas que suman 32 años de prisión (frente a los 39 que pedía inicialmente). También le aplica la concurrencia de abuso de confianza y superioridad.

Por su parte, la defensa de Adrio se ratificó en sus conclusiones provisionales, que eleva a definitivas, y mantuvo la inocencia del acusado, para el que pide la libre absolución.