Los agentes de la comisaría de la Policía Nacional de Vigo revelaron durante la cuarta sesión del juicio por el crimen de Ana Maria Enjamio Carrillo en el portal de su domicilio de la Avenida de Madrid a manos presuntamente de su expareja y compañero de trabajo, César Adrio, que la joven presentaba múltiples heridas de defensa así como cortes en el dedo índice, mientras que la cadena del reloj que portaba estaba rota.

La chica fue hallada al fondo del portal bajo un charco de sangre boca a bajo y la cabeza ladeada. En cuanto a las gotas de sangre halladas desde la puerta de entrada hasta el cadáver, son "por goteo, no es del cuerpo, sino al caminar", explicó la jefa de la Brigada de Inspección Ocular de la Comisaría viguesa. En el pomo de la puerta del portal también se hallaron manchas de sangre de la víctima.

Este mismo vestigio fue localizado también con la ayuda de una luz blanca en el interior del vehículo del acusado una vez fue traslado a las dependencias policiales. "Advertimos dos gotas de sangre a la izquierda de la radio y en el pulsador de la luneta", relataron los agentes, quien también apreciaron con curiosidad cómo César Adrio presentaba las uñas "perfectamente cortadas; no eran mordidas, estaban bien cortadas y redondeadas". En esta recogida de pruebas en el domicilio del acusado se recogieron prendas así como una revisión de las cañerías de la ducha en busca de restos de sangre que pudieran perdurar tras la ducha del presunto agresor.

Previa comparecencia de estos agentes, fue el turno del representante de la gasolinera cuyas cámaras captaron a un vehículo de morfología similar al del acusado, así como el chapista que arregló un día antes del crimen el coche del acusado. A continuación será el turno de los médicos forenses que realizaron la autopsia al cuerpo de la joven de Boqueixón.

El testimonio de los forenses

Las forenses que realizaron la autopsia al cuerpo de la fallecida corroboran, a raíz de la morfología de la heridas que presentaba, el arma se correspondería con un "cuchillo doméstico de cocina", cuya hoja no rebasaría los 2 centímetros de ancho y 11 como mínimo de largo con un mango, ya que dejó hematomas visibles en las heridas punzantes. El cuchillo fue portado y manejado por una persona diestra, a la par que con la mano izquierda tapaba la boca y nariz de la joven para evitar su defensa, aseveraron las médicas forenses.

Ana María recibió más de una treintena de puñaladas, muchas de ellas conforman parte de una misma herida, es decir, una concentración de heridas por el apuñalamiento reiterado en la misma zona. Indican también las expertas, que a raíz de los vestigios recogidos en la ropa de la víctima, concretamente, en la parte derecha del vestido se halló una mezcla de perfiles genéticos que corresponden "sólo con dos personas" : Ana Enjamio y César Adrio. "No encontramos restos de nadie más", certifican.

Reconocen además las forenses que gran parte de las heridas se produjeron cuando la joven todavía estaba viva. "Para matarla valdrían una sola herida en el corazón, esta continuación releva la intención de asegurarse el resultado de muerte", concretan. Tanto es así, que se aprecian, revelan las médicas, tres tipos de heridas diferentes: por un lado las de amenaza y tanteo, destinadas a reducir la defensa de la victima; las propias de defensa de ella en manos y antebrazo, y las incisas, ya más profundas. Una de estas, llegando a alcanzar y perforar el ventrículo izquierdo del corazón, evitando que la sangre llegase a otros órganos y provocándole la muerte a la joven.