Tras comparecer a lo largo de la mañana compañeros de trabajo y amigos de César Adrio, así como su exmujer o la madre y el hermano de Ana Enjamio, el juicio por el crimen de la joven ingeniera ha llegado a la fase de comparecencias de los policías nacionales que investigaron el caso.

El jefe del grupo de Homicidios de la comisaría de Vigo relató que, tras recibir el aviso del hallazgo del cadáver y realizar las primeras indagaciones, el acusado fue uno de los citados en comisaría ese mismo día. Era sábado. Afirma que él habló personalmente con él y que le dijo que el asunto era en relación a Ana Enjamio, sin decirle el motivo. "Me dijo lo que hizo la noche anterior pero me pareció raro que no me preguntara qué había pasado; estaba muy frío y distante", describió.

Esa jornada ya tuvo la condición de investigado, pero no de detenido, y el ahora encausado regresó a casa. El domingo fue cuando César Adrio llevó a cabo la tentativa de suicidio. Dejó una nota que dirigió a su familia, "al resto" y a Ana Enjamio. Y, según el agente, ese fue el indicio clave, el indicio "que faltaba", para su detención.

El investigador relató que el teléfono móvil personal y el del trabajo de César Adrio estuvieron sin datos toda la madrugada cuando fue el crimen y que el de la víctima estuvo apagado o fuera de cobertura durante media hora, entre las 05.15 y las 05.48 horas, cuando volvió a tener actividad y se conectó a una antena de la avenida de Madrid, ubicada más abajo del piso en el que vivía Ana Enjamio.

En ese punto hay una gasolinera cuyas cámaras grabaron a un vehículo que el jefe policial, por sus "características morfológicas", identifica como el Renault Mégane Coupe del acusado. Las imágenes, sin embargo, no captaron la matrícula. "El sentido del coche era compatible con la cobertura de la antena telefónica (la que captó el móvil de Ana Enjamio)", explicó. Ese teléfono, como el arma homicida o la ropa que llevaba César Adrio la noche de la cena, nunca apareció.