Si hay un hilo conductor en el caso Déborah, éste es el de la sospecha policial que siempre pesó sobre el exnovio. Cuando la causa se archivó provisionalmente en 2010, en el propio auto judicial se calificaba de "incuestionable" que este vigués había incurrido en "numerosas contradicciones" en sus declaraciones ante la Policía Nacional, pero que, solo con eso, y sin evidencias objetivas ni biológicas que lo situaran con la víctima o en el lugar donde se halló el cadáver, no se "justificaba" ir más allá en la investigación. Pues ahora, años después, en la fase abierta tras acordar una nueva jueza la reapertura del procedimiento, los primeros testigos que comparecieron evidencian que el foco, de cara a intentar aclarar lo sucedido, vuelve a situarse en ese hombre. Al menos de momento. Porque de una forma u otra, todos los que testificaron ayer tienen relación con la expareja y las contradicciones que se le atribuyen, bien por ser familiares directos -sus padres- o porque estuvieron o tuvieron referencias de él las horas anteriores y posteriores a la desaparición de la joven el 30 de abril de 2002 en Vigo. El cadáver desnudo de la víctima aparecería diez días después en O Rosal.

La de ayer fue una jornada maratoniana en el Juzgado de Instrucción 2 de Tui. Cuatro horas y media duraron las declaraciones de los seis testigos citados ante jueza, fiscal y un equipo de tres abogados de la familia de Déborah. Son las primeras en sede judicial desde la desaparición y muerte de la chica hace 17 años. "Estamos con ánimos y optimistas de que se pueda saber la verdad tras tantos años", se limitaron a decir los letrados a la salida.

Fue sin duda una mañana clave. La identidad de quienes comparecieron dejó a las claras que la jueza quiere ahondar en esas "contradicciones" que se atribuyeron a la expareja de Déborah y que casi desde aquel 2002 planean sobre el caso. Una causa en la que la sospecha es que la fallecida fue abandonada en la carretera de O Rosal entre pistas falsas, incluido el semen que se halló en el cuerpo, para desviar la atención del verdadero culpable.

Relación

El exnovio -habían dejado la relación cinco meses antes- declaró varias veces ante la Policía, la última en 2010. Siempre negó haber estado aquel día de 2002 con Déborah. Al mediodía tuvieron una breve conversación telefónica cuando ella estaba en la peluquería depilándose. Frente a sus alegatos, la Policía estimaba que sus sucesivos testimonios eran "confusos y contradictorios" y que algunas de sus declaraciones "chocaban frontalmente" con las de otras personas, según consta en el atestado de la Operación Arcano desarrollada en 2009 y 2010.

Los padres del que fue el principal sospechoso policial fueron dos de los testigos. La madre nunca fue citada hasta ayer. Varias preguntas se habrían centrado en aquel 30 de abril en que se perdió la pista a Déborah entre las 20.45 y las 21.15 horas. El ex, ante los agentes, rechazó haberse cruzado con ella donde se le perdió la pista en Alcabre, señalando, sobre lo que hizo él, que llegó unos 10 minutos tarde a un partido de fútbol en el club de campo porque se había olvidado el reloj y que tras el partido, y antes de volver al club para una cena, fue a ducharse a casa. Sobre ese momento los policías habían visto contradicciones en lo dicho por el joven y también de él con su progenitor.

Otros tres testigos de ayer, un excuñado de la víctima y dos amigos, realizaron en su día manifestaciones que el exnovio negó. Éstos habrían refrendado que la noche de la desaparición el hombre telefoneó para preguntar por Déborah, lo que les causó extrañeza. Y que al día siguiente de que se le perdiese la pista a la joven lo acompañaron a un apartamento suyo a ver si estaba ella y que él quiso subir solo. "Eso no es verdad", dijo siempre el exnovio.