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63.000 veces la consulta en casa

El envejecimiento y los cambios en la sanidad realzan la importancia de la atención primaria a domicilio: cada día en el área se realizan unas 250

A Doblada, en su consulta. // Alba Villar

Arturo Regueira se enfundó la bata de enfermero por primera vez en 1982, y tras cumplir con la mili, encadenó sus primeros contratos estables ya en 1984. Por aquel entonces no existía el Sergas. Era el Instituto Nacional de Salud (Insalud) el organismo que regía la sanidad pública en España, antes de transferirse las competencias a las autonomías. Tampoco el envejecimiento ni la cartera de servicios era tan elevada. Recuerda Arturo que lo que hoy es habitual, la atención de pacientes en sus domicilios, era antes excepcional. "Normalmente eran cuestiones urgentes. Hacíamos cinco al mes... Como mucho". Habla desde su consulta en A Doblada, donde coordina la enfermería del ambulatorio, frente a una tabla de Excel con los "domicilios" -como los denominan- emprendidos por sus compañeras. La base de datos es amplia. Según cifras facilitadas por el Sergas, el personal de enfermería en centros de salud del Área realizó 63.369 visitas en las viviendas de los pacientes en 2018. En el primer semestre de este año fueron 31.297 (lo que equivale a unas 250 por cada día laborable).

Por regla general, las salidas suponen entre un 6% y un 8% de sus agendas diarias, dependiendo de la presión asistencial y las características sociodemográficas de sus zonas. Pero se dan casos en que una enfermera efectúa entre 260 y 300 domicilios todos los años para atender todo tipo de cuadros. Desde los relacionados con cardiopatías, la hipertensión o la diabetes hasta la atención de los enfermos terminales. Aunque las heridas son los más frecuentes. "Normalmente tienes que hacer muchos cambios de chip", incide Regueira.

Estos son meses de especial actividad. La campaña de la gripe, por ejemplo, saca a la calle muchos enfermeros que acuden a casa de sus pacientes inmovilizados (encamados) para administrarles la vacuna, si bien el seguimiento es constante, "aunque no tengan nada". Una o dos visitas al año suele ser habitual, a partir de 10 minutos de estancia por paciente (sin contar desplazamientos).

"La atención domiciliaria es de lo que más va a crecer en los próximos años", vaticina el coordinador de enfermería en A Doblada. En primer lugar por la tendencia cada vez más acusada al envejecimiento y el incremento de casos de dependencia, con personas que de ningún modo pueden abandonar su hogar para cruzar el umbral de una consulta. Su trabajo es, en la práctica, testigo de la evolución sociológica: "Nos encontramos muchos más ancianos solos o parejas de ancianos solos", sostiene. Pero detrás de ese futuro pico se esconde igualmente un cambio en el propio sistema, apunta Regueira. La consolidación de las cirugías ambulatorias -que no requieren una larga hospitalización- desemboca en un aumento de la actividad en Primaria. "La primera valoración de la herida quirúrgica se la hacemos nosotros", declara.

Por esa carga, Regueira confiesa cómo entre sus compañeros a veces cunde cierta frustración "por poder planificar bien esos domicilios", a los que él acude bien pertrechado con una mochila que más bien es una mini-consulta a cuestas: en ella traslada tensiómetros, pulsioxímetros (un dispositivo para medir la saturación del oxígeno en sangre), jeringas, agujas o apósitos especiales para las curas, según su tipo. Pero el traslado implica un cambio de 180º en el contexto de la atención. "Se establece una relación cotidiana totalmente distinta. Aquí mando yo -dice Regueira apuntando a su consulta- en el domicilio mandan ellos y si quieres conseguir algo es mediante la colaboración. Actuamos de guías y consejeros".

La implicación emocional

En el apartado sanitario, pero también social. En los domicilios orientan a los cuidadores principales (sean familiares, allegados o profesionales) sin pisar demasiado el terreno más visceral, aún cuando las circunstancias son de lo más complejas. "Ese es el problema para los profesionales de la enfermería", continúa, "la implicación emocional a veces pasa factura. Te puede hacer mucho daño. No es que te canse físicamente, es que no quieres saber de nadie más". Eso sí, en el "99%" de los casos el personal se suele encontrar en las viviendas un "clima de agradecimiento" por parte de familiares y seres queridos que valoran el desplazamiento de recursos del Sergas a la puerta de casa.

En el debe del sistema, Regueira pide tener en cuenta que "la atención domiciliaria nos puede desbordar". "Necesitamos otra organización funcional en los centros. Hacemos muchas cosas, nos repetimos mucho y los usuarios vienen demasiado, incluyendo personas mayores que no tendrían que acudir si hubiera otros recursos". ¿Otros recursos? En su opinión personal, este coordinador plantea la creación de equipos especializados en la atención a domicilio o en la práctica de una "medicina preventiva", acudiendo a institutos y centros de reunión en lugar de llevar a cabo una atención "reactiva" en los ambulatorios. "La sociedad ha cambiado tanto que usamos esto como otro recurso hospitalario", concluye,.

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