Vigueses, visitantes y turistas comprobaron los dos últimos fines de semana, desde que se encendieron las luces de Navidad, la dificultad para encontrar una mesa disponible para cenar en el centro de la ciudad. Especialmente en el Casco Vello y en todo el entorno de Porta do Sol, los locales están a rebosar las noches de los sábados y los viernes. En la zona vieja, precisamente, los establecimientos hosteleros presentan un lleno absoluto para cenar los fines de semana hasta mediados de enero, cuando está previsto que se apague el alumbrado. No aceptan ya más reservas.

"Es tal la cantidad de trabajo que no tenemos sitio para colocar la mercancía. Estamos haciendo mucha más caja que en la Reconquista, el Marisquiño o Fin de Año. La inversión que el Concello ha hecho con las luces se ha recuperado ya de sobra", asegura la presidenta de la Asociación de Comerciantes y Hosteleros del Casco Vello, Itos Domínguez.

En la zona del Náutico también se han disparado las reservas en las últimas semanas, aunque al presentar una mayor oferta hostelera, continúa habiendo mesas disponibles.

La demanda se multiplica al coincidir el aluvión generado por las luces de Navidad en Vigo con las cenas de empresa propias de la época, que habitualmente se celebran los viernes. Esto provoca que, en el centro, "comer y cenar los fines de semana sin reserva es imposible", asegura el presidente de la Federación Provincial de Empresarios de Hosteleria de Pontevedra, César Ballesteros. Él mismo vivió en sus carnes esta situación el pasado sábado. Se acercó con su familia al centro para disfrutar del alumbrado navideño y, cuando llegó la hora de cenar, no consiguieron mesa en ningún local. "Nos tuvimos que ir a cenar a casa", recuerda.

Esa misma noche, además, todos los parkings del centro de la ciudad (Estrela, Rosalía de Castro, Policarpo Sanz...) llegaron a estar completos durante varias horas, por lo que encontrar un lugar para aparcar fue un quebradero de cabeza para los conductores.