Reinventarse o morir. Parafraseando a Unamuno, este símil bien podría resumir la asamblea mantenida ayer por los miembros de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Silencio, organizadora de múltiples procesiones de Semana Santa, entre ellas la popular BorriquitaBorriquita.

Su continuidad estaba en entredicho previa reunión mantenida ayer en su sede, y a su término, la situación no aspira mucho mejor. Si bien se ha dado un paso al frente a la hora de afrontar la "inviabilidad" económica de la más antigua cofradía viguesa, que precisamente el año que viene cumplirá 75 años.

La nueva junta directiva, que estará encabezada, entre otros por Guillermo y Juan Carlos Carballido, hijos del fundador de la misma, solicitará reuniones con las instituciones -Concello, Xunta, Diputación, Consorcio, etc.- para trasladarles la agónica situación que atraviesan y que, de no revertirse, impediría celebrar las procesiones de Viernes Santo, Jueves Santo y también la multitudinaria Borriquita.

"Los carros y los pasos están obsoletos, algunos rotos. Necesitamos cerca de 6.000 euros para poder organizar de buena forma la próxima edición de la Semana Santa. Esperamos lograrlos y mantener esta tradición, pero si se nos tuercen las cosas no sacaremos nuestras tallas este año", apremia su nuevo secretario Juan Carlos Carballido, quien se da de plazo hasta el 31 de enero para lograr revertir dicha situación. "Lucharemos por mantener esta tradición. Organizaremos un concierto en favor de la Cofradía y también una exposición por su 75 aniversario", añade Carballido.

La asamblea comenzó con la lectura de un comunicado por parte de su presidente los últimos 15 años, Manuel Núñez. En él, hacía referencia a la "agónica" situación de la Cofradía tanto por la falta de apoyo económico -afirman sentirse "afixiados"- como por la ausencia de cofrades o relevo generacional a la hora de portar las tallas y continuar con su labor social.