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Un escenario "artificial" creado por alguien "estrechamente relacionado" con la joven, la tesis clave del caso

Tras este reciente auto que reabre judicialmente el caso, lo último que obra en el expediente del caso Déborah es un atestado policial del 2010 en el que los agentes de la UDEV decidieron desconfiar de las "apariencias" y descifrar un escenario que simulaba ser real pero escondía una "maniobra de maquinación".

En esta diligencia, junto a otras consideraciones que se rehusaron cobra valor la "Hipótesis D", posible tesis clave del caso y la que, a juicio de los investigadores, más se acerque a la realidad. En ella se apunta a alguien "estrechamente relacionado" con ella, con el que la joven va a su domicilio aquella noche de abril de 2002. No distingue entre una muerte natural u homicida pero sí descarta la existencia de relaciones sexuales. Déborah, cuando falleció, estaba vestida y así estuvo "al menos entre 12 y 17 horas" después del fallecimiento. Los agentes sospechan que la persona que estaba con ella la desvistiese por temor a haber dejado algún tipo de resto biológico en la ropa que la incriminar.

Destaca que el cuerpo estuvo oculto durante días en un lugar oscuro y a temperaturas más bajas que la ambiental. No descarta tampoco la ayuda de "terceras personas" para transportar el cuerpo hasta la cuneta de O Rosal donde apareció 10 días después. Las numerosas fibras localizadas en su cabello indicarían que la taparon con una manta o alfombra. El resto de elementos -el semen y el pañuelo hallado- serían pistas falsas para llevar por derroteros a la investigación.

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