El pasado miércoles, cuarenta y un años después de ser electo para ser el primer alcalde de Vigo en el periodo democrático, decimos adiós a Manoel Soto. Un alcalde que con responsabilidad y bravura supo defender, desde la torre del Ayuntamiento vigués, aquella frágil democracia del infame golpe de Tejero. No fueron años fáciles para gobernar una ciudad que también tuvo que enfrentarse a la reconversión del naval. Mi recuerdo de niño es la del reconocimiento que todos sentíamos por aquel alcalde cercano y simpático amante de la música y del arte. Más tarde, militando ya en el PSOE, le conocí personalmente y se reforzó en mí aquella imagen de bonhomía y persona solidaria. Desde aquella fecha, fuimos amigos. Me gustaba escucharle hablar con su voz sosegada y de él aprendí que siempre hay que analizar los temas desde un ángulo positivo. Hombre generoso, con su compañera Puri, abrió su casa y su corazón a sus cuatro hijas. A todas ellas quisiera expresar mi cariño y mi recuerdo de quien fue, dentro y fuera del PSOE, un socialista convencido. Primer Presidente en democracia del Consorcio de la Zona Franca, también desde aquí sentimos tu ausencia.

Adeus Alcalde, adeus Presidente, adeus amigo, adeus compañeiro!

*Delegado de la

Zona Franca de Vigo