El primer alcalde de la democracia en Vigo, Manoel Soto Ferreiro, murió anoche a los 75 años de edad en la ciudad en la que gobernó entre 1979 y 1991. El exregidor llegó a la alcaldía bajo las siglas del PSdeG, partido que ayudó a fundar en la clandestinidad durante el franquismo y abandonó a finales de la década de los 90 para fundar su propio proyecto político local, Progresistas Vigueses.

Nacido en Ourense en 1944, Manoel Soto fue el alcalde elegido en Vigo en las primeras elecciones municipales democráticas tras la dictadura, en abril de 1979. Bajo su mandato a lo largo de los años 80 la ciudad estuvo marcada por la reconversión industrial y la "movida" que situó a Vigo en el panorama cultural. Soto fue uno de los impulsores del movimiento al conectarlo con la de Madrid. Todavía se recuerda uno de los lemas que acompañaban a sus campañas, Por un Vigo millor.

En su última entrevista con FARO, el año pasado, Manoel Soto echaba la vista atrás sobre su llegada a la alcaldía. "Recuerdo la tremenda ilusión que pusimos en el trabajo, no solo la corporación, sino también los funcionarios. Y eso que cogimos un Concello arruinado. El Concello ponía los materiales y los vecinos, el trabajo para hacer caminos (...). Recuerdo estos primeros tiempos por encima de cualquier otro".

También hablaba en esa entrevista sobre su lucha contra el cáncer, enfermedad que padecía desde hacía unos años: "Tengo una dedicación fundamental, que es prolongar mi vida. Tengo un cáncer de pulmón. Recibí tratamiento de quimioterapia y radioterapia en el Cunqueiro y en el Meixoeiro, por cierto, con un trato excelente en los dos hospitales".

El exalcalde reconocía que su momento más duro durante su etapa al frente de la ciudad fue el de la reconversión naval. Durante su mandato, Vigo se transformó hacia la modernidad, con el derribo del llamado "scalextric" y la apertura del Puente de Rande. También fue el impulsor de la red de asociaciones vecinales. Soto fue el primer alcalde en pronunciarse públicamente contra el golpe de Estado del 23-F.

Tras sucederle como candidato socialista en 1991 Carlos González Príncipe, y en medio de una fuerte polémica por la construcción de su chalé, Manoel Soto abandonó por un tiempo Vigo y la política para dedicarse a negocios textiles que le llevaron hasta Brasil. Regresaría al Concello en 1999 con su partido Progresistas Vigueses, que obtuvo un concejal. Para las elecciones de 2003 incorporó a la lista del partido a Agustín Arca, de Unión Galega, y juntos lograron dos concejales.

Desde Vigo, Manoel Soto reconstituyó el desaparecido Partido Galeguista, al que se sumaron independientes y otras formaciones locales gallegas. Siendo secretario xeral del PG concurrió a las elecciones municipales de 2007 como cabeza de lista, pero no salió elegido. En 2008 dejó sus cargos en la formación.

"Yo hoy no milito en ningún partido -decía Soto a FARO hace un año-, pero tengo que decir en favor del PSOE que nadie me dio nunca ninguna instrucción sobre lo que tenía que hacer en los doce años que fui alcalde".

A pesar de su larga enfermedad, Manoel Soto mantuvo una activa vida profesional y social en Vigo, siempre acompañado por su esposa, la pintora y diseñadora Puri del Palacio. Criaron a cuatro hijos. Otra de sus grandes pasiones era la música.

La exalcaldesa de Vigo, Corina Porro, se enteró de la muerte de Manoel Soto por un amigo común. "Sabía que estaba mal, pero estas noticias nunca se esperan. Me causó mucha tristeza porque es una gran pérdida; en los últimos años fue un gran amigo, una persona entrañable, cariñosa y cercana", afirma.

Respecto a su trayectoria política, Porro asegura que deja una huella imborrable en Vigo. "Fue un alcalde completamente enamorado de Vigo y que entregó lo mejor de sí a los vigueses durante muchos años; todos tenemos que estarle muy agradecidos por todo lo que dio a esta ciudad".