Con el nombre oficial de Puesto Fronterizo de la Policía Nacional del Puerto de Vigo, a todos los efectos funciona como una frontera marítima de Europa, la única del sur de Galicia. Por sus dependencias en la Estación Marítima están obligados a pasar para regular su estancia en España, visando o sellando sus pasaportes, cualquier tripulante o crucerista procedente de un estado no comunitario que quiera embarcar o desembarcar en nuestro país desde A Guarda hasta Arousa. Pero las competencias que ha ido asumiendo en los últimos años este servicio -de funcionamiento estratégico para la industria viguesa por esa numerosa tripulación extranjera en su flota- no se han traducido en absoluto en una mejora de sus instalaciones, más bien, en un clamoroso deterioro. Ahora por fin se van a producir esa reforma que hace tiempo demandan los sindicatos policiales. Dentro del replanteamiento de los espacios del emblemático edificio, la Autoridad Portuaria se ha decantado por ampliar el asignado al Puesto Fronterizo hasta duplicar la superficie actual y adjudicarle otro departamento en la segunda planta que se acogerá una sala para polizones.

En el Puerto ya perfilan el proyecto de remodelación siguiendo las indicaciones expuestas por los responsables del servicio policial con la intención de iniciar las obras a principios del próximo año. Al disponer de un ámbito mayor, la oficina pasará a disponer de cinco puestos -frente a los dos actuales- para la gestión de visados o sellado de pasaportes, dos de los principales trámites que acaparan la actividad diaria en su horario de atención al público, de 8.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00, aunque operativo, en caso de emergencias o necesidad, las 24 horas de los 365 días del año.

Con el aumento de los puestos de tramitación administrativa, los agentes aventuran que "difícilmente" se podrán producir largar colas de usuarios a la espera de que sean atendidos. Esto suele ocurrir en ocasiones muy puntuales, como durante esas escalas de cruceros donde desembarcan o embarcan un grupo de turistas o tripulantes oriundos de un país ajenos a la Unión Europea. "Pero incluso si tuviéramos que tramitar los visados de cientos de pasajeros, con cinco puestos, el tiempo de tramitación podría pasar de toda una mañana a apenas unas horas", apuntan.

Aliciente para captar escalas

Por eso esta mejora interesa y mucho a la Autoridad Portuaria para ganar puntos en esa ofensiva comercial dirigida a captar las operativas más beneficiosas para los operadores y la ciudad en general, las de trasatlánticos que inician o finalizan el itinerario en Vigo. Sin desmerecer el beneficio vinculado a la agilidad administrativa, desde Praza da Estrela ponen igual énfasis en el cambio estético que experimentará este puesto fronterizo, "igual de importante por funcionar como primer escaparate de un puerto, de una ciudad y de un país". "En estos momentos son unas instalaciones indignas", admiten a modo de resumen de la larga lista de carencias, entre otras, un espacio pequeño, húmedo y de decoración añeja.

Las obras previstas no se limitarán a la oficina localizada en un lateral de la terminal de cruceros gestionada por Vigo Cruise. Abarcará también esos 100 m2 de la segunda planta donde hasta el año pasado estaba la sala de control de la Policía Portuaria. Estas dependencias se transformarán en una sala específicamente pensada para el alojamiento de "no admitidos", como así denomina la Policía a los polizones. Dotada con un vestuario anexo, podrán permanecer aquí de 8 o 10 días, el tiempo que suelen tardar las autoridades en decidir sobre la situación de estas personas. "El espacio Schengen obliga a tener esta sala", apuntan los agentes.