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El futuro uso de la espectacular atalaya

El faro de las Islas Cíes apunta a las estrellas tras el veto a abrir un bar

El Puerto pretendía habilitar la edificación como un espacio de hostelería donde el turista pudiera reconfortarse de la larga caminata desde Rodas -La dirección del territorio rechaza la iniciativa por "contraria" al Plan Rector

Fotografía nocturna del faro de Cíes. // Fernando Rey/LuzLux

El plan hostelero del Puerto para el faro de Cíes acabará definitivamente en un cajón. Habilitar el interior como bar o cafetería donde los turistas pudieran reconfortarse de la larga caminata desde el muelle de Rodas con algo más que saboreando las espectaculares panorámicas era el futuro uso que reservaba para la edificación su propietario, la Autoridad Portuaria. En su empeño por sacar adelante esta propuesta hasta ejecutó el acondicionamiento del camino que conduce hacia el privilegiado mirador. Pero muy pocas obras más podrá hacer al final del paseo salvo que cumpla escrupulosamente con las directrices del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, las mismas que hacen incompatible una concesión dirigida a la explotación hostelera de esta atalaya elevada 178 metros sobre el nivel del mar en la isla del Medio.

Este planteamiento del Puerto se convierte en el primero que tumba el recién aprobado PRUG. Para razonar por qué un negocio como un bar es contrario a esta reglamentación, fuentes del Parque Nacional remiten al apartado 9 de la Normativa General titulado "Urbanismo y ordenación territorial" . Dice lo siguiente: "Las infraestructuras ajenas a la gestión del parque, existentes en virtud de autorización administrativa, concesión, ocupación o cualquiera otro título análogo de derecho, podrán mantenerse hasta la expiración de su período de vigencia sin cambio de uso. Finalizado este se procederá a la revisión de las condiciones de su autorización con objeto de garantiza su compatibilidad con los objetivos del parque. En su caso podrán ser reutilizadas con fines de gestión o investigación. En caso de impactos ambientales negativos significativos no se autorizará la renovación. La administración podrá, en casos justificados, establecer medidas correctoras para minimizar los impactos existentes, incluida la eliminación de la instalación antes de la finalización del correspondiente título administrativo".

Con esta argumentación, y pese a ostentar la propiedad del inmueble, la Autoridad Portuaria dispondría de escasas opciones para ofertar la concesión de un espacio en este faro deshabitado desde los años 60 del pasado siglo. Mucho menos de aquellas ligadas al turismo que, como ocurre con el de Silleiro -con la reforma ya avanzada para destinarlo a hotel-, sí tienen garantizado el interés de operadores privados. Solo que en el caso de Cíes, en Praza da Estrela no pueden decir que el rechazo del Parque Nacional les haya cogido desprevenidos.

En realidad la aprobación del Plan Rector el 19 de febrero de este año brindó a los gestores de las islas protegidas una excelente oportunidad para echar abajo la iniciativa portuaria. Desde que esta trascendió, bastante antes de la entrada en vigor de la citada normativa, nunca fue de su agrado. Es más, cuando el Puerto anunció oficialmente sus propuestas para este faro y el de Silleiro, un error en el comunicado portuario dando a entender el supuesto uso hotelero que planteaba también para la edificación ubicada en la isla viguesa, en la sede del Cambón se echaron las manos a la cabeza. Durante toda esa mañana del 27 de noviembre del pasado año se sucedieron las llamadas telefónicas entre la consellería de Medio Ambiente, responsable del territorio protegido, y Praza da Estrela hasta que se resolvió el entuerto con el envío de una segunda nota oficial donde esta última administración aclaraba su no al hotel pero sin descartar otro aprovechamiento turístico.

Dentro de las alternativas que barajaba para el faro de Cíes, el presidente apostaba por un espacio donde los visitantes "tuvieran la posibilidad de tomarse un refresco o comerse un bocata", como así lo reconoció en varias ocasiones a lo largo de estos meses. Enrique López Veiga no se refería a un local donde solo hubiese máquinas dispensadoras de bebidas o bocadillos, sino un bar o cafetería, un negocio hostelero al uso salvo por su extraordinaria ubicación, sin parangón en toda la ría de Vigo.

Seguro de que podría llevar adelante esta propuesta, antes del verano pasado invirtió más de 100.000 euros en el arreglo del camino que lleva la faro. Entonces Praza da Estrela no quiso vincular esta obra como una fase previa al objetivo que perseguía con el faro, sin embargo, hasta poco después de este verano el presidente mantenía que el siguiente paso sería la licitación del local hostelero.

Una propuesta que todavía ayer seguía defendiendo al mismo tiempo que asumía que "no se puede hacer; el Parque no quiere". Además de convencido del "servicio" que prestaría al visitante, tampoco oculta el rendimiento económico que reportaría al Puerto la concesión este espacio hostelero. Candidatos a explotarlo no le faltarían, más bien al contrario. De hecho navieras que explotan las líneas marítimas hacia el archipiélago llegaron a preguntar por las condiciones de esta concesión. "Una pena", confesaba Veiga.

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