Por sorpresa y contra todos los pronósticos, el juicio por el crimen de Ana Enjamio se suspendió esta mañana, al parecer, según fuentes próximas al proceso, por un defecto en la tramitación de la convocatoria de candidatos a jurados. Concretamente, aclaran las fuentes, relacionada con el cuestionario que los candidatos deben cumplimentar. Supuestamente, no se trasladó a las partes. El aplazamiento hasta el 9 de diciembre se produjo cuando el acusado ya estaba en los juzgados, trasladado desde prisión, y con los aspirantes a jurados en las instalaciones judiciales.

Concretamente, el defecto de forma que ha dado lugar al aplazamiento se produjo a raíz del segundo sorteo que fue necesario realizar para candidatos a jurados. Se hizo la semana pasada y la sala, en vez de enviarles los cuestionarios por escrito, decidió que se realizaría hoy una entrevista oral en la sala. La defensa solicitó el aplazamiento al estimar que este no es el modo legalmente previsto. Y la sala, para evitar una posible nulidad, decidió aplazar el juicio.

La sala, pese a que había intentado con este segundo sorteo urgente evitar el aplazamiento, decidió suspender para cumplir “escrupulosamente” la ley y que la defensa, como alegó hoy, y las demás partes tengan el plazo de cinco días preceptivos que otorga la ley del Tribunal del Jurado para revisar esos cuestionarios por escrito, que ya fueron cubiertos hoy por los últimos aspirantes elegidos.

La víctima, de 25 años de edad, recibió 28 puñaladas en el portal del edificio donde residía en la avenida de Madrid. Allí fue abordada cuando regresaba de la cena navideña de la empresa donde trabajaba desde algo más de un año antes en Porriño. No tuvo posibilidad de defenderse. En el banquillo se sentará César Adrio Otero, de 41 años, compañero de trabajo y con el que la joven había mantenido una relación sentimental. La Fiscalía pide que sea condenado a 27 años de prisión. Le acusa de delito de asesinato, pero también de acoso por el presunto hostigamiento extremo al que sometió a la víctima los meses previos al crimen. Se habría obsesionado con ella hasta tal punto, relata el Ministerio Público, que convirtió sus últimos meses en una auténtica pesadilla. La Xunta, que ejerce la acusación popular, eleva su solicitud por encima de los 30 años de cárcel. La familia de la fallecida también está perdonada como acusación particular.

César Adrio, encarcelado desde aquel mes de diciembre, fue trasladado hoy a los juzgados desde el centro penitenciario para comparecer en la que debía ser primera sesión del juicio. En total, se prevén cinco jornadas en las que comparecerán 50 testigos y peritos. El furgón de la Guardia Civil que lo trajo desde el penal llegó poco antes de las diez menos cuarto de la mañana. El acusado iba a permanecer en los calabozos del nuevo edificio judicial mientras se procedía a la selección del tribunal popular de ciudadanos que deberá emitir el veredicto de este caso. Por primera vez en la Audiencia de Vigo, al menos en la última década, el gran número de excusas presentadas por los candidatos obligó a hacer un segundo sorteo de última hora para designar a más aspirantes. Se realizó en aplicación del artículo 23 de la Ley del Tribunal de Jurado, que obliga a que, para elegir al tribunal definitivo, haya un mínimo de 20 candidatos.

Ana Enjamio, natural de Boqueixón, vivía en Vigo, donde había estudiado Ingeniería Industrial y donde siguió tras conseguir trabajo en una empresa de Porriño. Fue allí donde, en 2015, conoció a César Adrio. Se enamoraron y ella rompió con su novio y él dejó a su esposa, con la que tuvo dos hijos. Vivieron juntos unos meses pero, en el verano de 2016, la joven decidió poner fin a la relación sentimental. Pero el hoy acusado, refiere el escrito de la Fiscalía, no lo aceptó. Y puso en marcha un supuesto "plan de hostigamiento" decidido a toda costa a que ella no solo volviese con él, sino que no retomase la relación sentimental con el que había sido su novio de toda la vida, con el que había reiniciado la relación de amistad. Según el Ministerio Público, habría llegado a colocar una aplicación en el teléfono móvil de la víctima para controlarla. El crimen fue la madrugada del 17 de diciembre, cuando la chica regresaba a su casa de la cena de empresa navideña. El arma utilizada y el teléfono de la joven nunca aparecieron.