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Halloween resucita el botellón en As Avenidas de Vigo

El rescate en el agua de dos jóvenes reabre el debate del control al consumo masivo de alcohol

Rescatan en Vigo a dos jóvenes que cayeron al agua en el Náutico

Rescatan en Vigo a dos jóvenes que cayeron al agua en el Náutico

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Rescatan en Vigo a dos jóvenes que cayeron al agua en el Náutico

"Un día va a pasar algo". La advertencia se hace recurrente en los responsables del Puerto, el Náutico y los hosteleros cada vez que el desenfreno etílico se pasa de la raya en As Avenidas. Es su forma de alertar contra males mayores, porque pasar, en realidad, ya está pasando. En la madrugada de ayer, una vez más. Una embarcación de Salvamento Marítimo salió al rescate de dos jóvenes que se habían precipitado al mar en la dársena que abriga el muelle deportivo.

El aviso saltó en la centralita de 112 Galicia en torno a las 02.30 horas: una voz pedía ayuda para una joven que se había caído al agua y para un compañero que se zambulló para auxiliarla, sin que se desencadenaran más perjuicios que el traslado de la chica en ambulancia al Álvaro Cunqueiro. A esa hora, y pese al mal tiempo, decenas de muchachos se agolpaban en el maltrecho paseo del Náutico en otro festín de ruido y alcohol que preocupa a las autoridades y los empresarios. A una sola voz, se conjuran para que As Avenidas deje de convertirse "cuatro o cinco" veces al año, en fechas señaladas como Samaín, en un botellódromo sin control.

El 'no' de la Autoridad Portuaria a este tipo de aglomeraciones en terrenos de su competencia es rotundo y conocido, pero su presidente, Enrique López-Veiga, alega que las atribuciones de "orden público" no son suyas. "No quiero hacer una polémica de esto: hay que hacer una llamada a los padres para que sea conscientes de lo que está pasando". Tampoco -alega- la Policía Portuaria puede intervenir para estrechar el control. "Es un cuerpo administrativo. Ni siquiera tiene porras, ni elementos disuasorios".

La institución, que mantiene una descarnada pugna con el Ayuntamiento por la gestión del paseo a raíz del accidente de O Marisquiño, se resiste a participar en otra "guerra" de responsabilidades, que por otro lado Veiga ve estéril. "¿Qué vamos a hacer, vallar todo eso con un muro de tres metros? Todas las ciudades portuarias tienen zonas donde si la gente no se comporta puede caer al agua" , tercia.

Aunque el botellón, no por difícil de controlar, mitiga las quejas en un área-escaparate de la fachada marítima. El presidente del Náutico, Rafael Tapias, cuenta por "montañas" las veces en que ha protestado por esta situación, que se trasluce, en el caso de su club, en desperfectos y algún que otro susto. Ya no es la primera vez que la zódiac de uso propio rescata del agua a algún joven ebrio que, de no haber podido aferrarse a la lancha, "creo que se habría ahogado". "Esto no me dice nada nuevo: a nosotros nos han roto lunas en la piscina, o se meten en algún barco". Hace un año el Náutico renovó su circuito de cámaras de vigilancia "para tener un mayor control" sobre sus instalaciones.

Una protesta parecida entonan desde el sector de la hostelería. "Es un drama", como lo define César Ballesteros, presidente de la patronal provincial Feprohos y responsable del emblemático hotel Bahía, frente a la zona marítima. "Intentas no hacer mucha publicidad de ello porque a nosotros nos perjudica -denuncia-, pero aquí también hay muchos vecinos". El bullicio atronador que procede de la calle y los excesos ligados al alcohol, como orinar en zonas públicas, mezclan mal, y más si los protagonistas son jóvenes "con las hormonas a flor de piel", a quienes algunos empresarios, según Ballesteros, reconocen tener "miedo". Por eso es que en Feprohos miran directamente a los padres -"parece que no existen", censura Ballesteros- y llaman a un mayor control en la venta de la bebida a los menores.

"Más veces no podemos decirlo: hay que hacer un control en esa zona", rubrica Rubén Pérez, responsable de la asociación de comerciantes y hosteleros de la zona del Náutico. Con los socavones fruto del siniestro del Marisquiño y el enrejado que protege As Avenidas, Pérez subraya que la zona entraña cierto "peligro", especialmente en las celebraciones en las que el paseo "se masifica". Con todo y con eso, el representante de los empresarios del área no es favorable a erradicarlo de raíz, "pero sí que se controle". De su planteamiento cuelga, de nuevo, la alerta de siempre: "Un día va a pasar algo".

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