Vigo se convirtió ayer en el plató de una película de terror. Gritos, sustos y carcajadas resonaron por las calles de unos barrios invadidos de espíritus, monstruos, brujas y calabazas. El cielo gris quiso crear ambiente y la lluvia cayó de forma constante durante el transcurso de la tarde y de la noche permitiendo disfrutar de un Samaín lleno de actividades, bailes y dulces.

Las hechiceras, los zombis y los vampiros de edades tempranas se presentaron a las 5 de la tarde frente al MARCO para colarse en el 'Circuito del terror' organizado por el Concello. Para salir del perímetro, los participantes tuvieron que superar su miedo a las arañas, a los murciélagos o al repugnante y viscoso moco de troll. En O Calvario, los talleres infantiles colmaron de terror y suspense la zona peatonal frente al mercado.

La magia y el espectáculo llegaron, en dos pases, a la Farola de Urzáiz. Los 'Espíritus del Samaín' se presentaron con una imponente bruja recubierta de globos acompañada de sus buitres y de unos temibles zancudos que caminaban al ritmo de una batucada.

Los vecinos de O Berbés siguieron la tradición celta y gallega del día de los muertos. Los juegos populares, la decoración de 'calacús' y la música tradicional desataron las risas y los bailes de decenas de personas. En esa línea, la Alameda de Navia celebró el día de los muertos con talleres para niños, actuaciones de panderetas y un concierto de gaitas con la banda 'Setecuncas'.

Al caer la noche, las ánimas salieron del purgatorio para recorrer las calles del Casco Vello. Cientos de personas se agolparon en las estrechas vías para ver pasar a la temida Santa Compaña bajo la lluvia. Con las caras pintadas, las capuchas puestas y sus antorchas encendidas, las almas transcurrieron en silencio sembrando el miedo entre los vigueses.

Los vivos celebraron la noche de Samaín hasta altas horas motivados por la festividad del 1 de noviembre. En O Calvario, los vecinos repusieron fuerzas tomando chocolate caliente y en Navia, las castañas revivieron a vivos y a muertos.