Son las más odiadas. Especialmente por los hosteleros y los clientes que se sientan en las terrazas de los bares. Los primeros ven cómo les causan daños considerables y los segundos son molestados mientras están tranquilamente tomando un café. Son las palomas, claro. Esas especies en las que nadie repara y que buena parte de la sociedad desprecia. La clínica veterinaria viguesa Quetzal, sin embargo, quiere que esta tendencia generalizada comience a cambiar. Desde hace unas semanas, este centro de atención sanitaria para animales ha comenzado a atender de forma gratuita a palomas heridas que los particulares encuentran en la calle. Es la primera clínica gallega en unirse a esta iniciativa creada por Exóticos 24 horas Madrid.

"Hace un mes estábamos sentadas en una terraza y un señor nos dijo que golpeáramos a una paloma que estaba rondando por allí para que se fuera", recuerda Elizabeth Camba, la veterinaria viguesa que atiende a estas aves. Ese episodio fue uno de los detonantes que provocó que se embarcasen en esta aventura.

¿Y cómo funciona? Cualquier particular que vea a una paloma herida en la calle puede cogerla y llevarla a la clínica Quetzal, situada en la calle Eduardo Iglesias, junto al mercado del Progreso. La veterinaria le atenderá de forma gratuita y le pondrá el tratamiento oportuno. La persona que la recoja tendrá posteriormente que acondicionarle un lugar en su casa y seguir las pautas y administración de medicamentos que le indique el veterinario hasta que pueda ser puesta nuevamente en libertad. En caso de que las heridas sean tan graves que las palomas no puedan ser salvadas, serán enviadas a un santuario (lugar al que se envían los animales desahuciados).

"Es una forma de ayudar también a la gente solidaria que recoge a las palomas heridas", explica Elizabeth Camba. "Lamentablemente, un porcentaje muy bajo de personas que ven herida a una de estas aves se para a recogerla y buscarle ayuda. En el caso de perros o gatos en esa situación, un 90% de la gente sí que les auxilia", explican desde Quetzal.

Los casos más habituales que llegan a la clínica son palomas enfermas, con parásitos y también atropelladas.

Otro de los motivos que han llevado a esta clínica veterinaria viguesa a atender a estas aves es que, al ser consideradas fauna urbana no protegida, no hay ningún centro que las acoja, tampoco el de recuperación animal de la Xunta situada en Cotobade. Por tanto, su atención acaba dependiendo exclusivamente de la empatía y del bolsillo de los particulares echarle una mano.

En Vigo, precisamente, sobre todo desde el punto de vista de los hosteleros, las palomas son consideradas "una plaga". Durante el verano, cuando las terrazas están llenas, en las cafeterías y bares de la ciudad se cifran en unos quinientos euros mensuales los daños (en los toldos, vajillas rotas...) que causan tanto palomas como gaviotas. Es el cálculo que hecho por la Federación de Hostelería de Pontevedra y que avanzó FARO el pasado agosto. Y no son solo esos daños materiales, sino también las molestias que pueden llegar a causar a los clientes. Los locales han intentado diversos métodos para espantar a estas aves urbanas, pero hasta el momento todos han fracasado.