La fiesta de Fin de Año El principio del fin volvió a congregar ayer a las puertas del auditorio Mar de Vigo a cientos de menores que hicieron cola para conseguir las entradas del único cotillón sin alcohol en el caso urbano. "Esta fiesta tiene mucha afluencia porque está en la propia ciudad y es más cómoda, otras se ubican en Redondela o en Coruxo", declaró Gaila Clavo, menor de 16 años que se quedó sin entrada. Los primeros jóvenes en llegar se asentaron en el recinto a las 5 de la mañana. "Había niños aquí desde las 6 de la mañana, pero muchos que venían más tarde se acoplaban a los de delante", apuntó Pilar, madre de un menor que esperó en la cola desde las 8 de la mañana.
Para obtener los pases del evento, la organización repartió tiques sin previo aviso, sobre las 10 de la mañana, a las 500 primeras personas que se encontraban allí. "La organización estuvo muy mal. Los que estaban delante empezaron a pedir las papeletas de cinco en cinco y se acabaron rápidamente", comentó Pilar. "La gente se empezó a colar, luego empezaron a poner vallas, y cuando llegamos junto los tiques, nos dijeron que ya no había más", dijo Gaila Clavo.
Debido a la celeridad con la que se acabaron los boletos, muchos menores llevaron a cabo el arte de la reventa. Hasta 80 euros se pagaron por un boleto de los que la organización repartió de forma gratuita. "De mi entorno nadie compró los tiques porque se vendían a precios muy elevados, desde 20 hasta 50 euros", afirmó Gaila Clavo. A ese precio hay que sumarle los 50 euros que costaban las 300 primeras entradas y los 60 euros que había que pagar por las 200 restantes.
La reventa cesó con los tickets porque las entradas que permiten el acceso a la fiesta poseen los datos personales de cada uno de los menores, por lo que son intransferibles.
Reacciones
Los asistentes reclamaron una mejor organización, debido a la avalancha originada en la tarde del viernes. Asimismo, en el perfil de Instagram de la organización del evento, los usuarios se quejaron ante la falta de información aportada por los promotores y mostraron su indignación ante el incumplimiento de los horarios.
