Un ladrón reincidente que acababa de librarse de la cárcel, fue incapaz de cumplir el compromiso adquirido minutos antes de no delinquir en tres años y robó el teléfono móvil de la funcionaria judicial ante quien firmó la notificación del acuerdo, huyendo a continuación en su bicicleta.

MA.D.C., con numerosas condenas a su espalda, debía ser juzgado el pasado martes en Penal 1 por varios robos en el interior de un yate que se encontraba para reparar en un astillero, cuya valla metálica cortó para acceder al barco, pero no compareció. Sí lo hizo ayer para confesarse autor del robo, por lo que se celebró una vista de conformidad.

El hombre aceptó una condena de 2 años de cárcel si bien el acuerdo de conformidad, que su abogada peleó, incluía también la suspensión de su ingreso en prisión durante tres años a condición de no volver a delinquir durante ese tiempo. Aceptó los términos ante la jueza y esperó en el pasillo del juzgado a que le llamaran para firmar la notificación del acuerdo.

Apenas bastaron unos minutos para romper su compromiso. Entró en la oficina, firmó el acuerdo y salió en libertad a la carrera con el teléfono móvil de la funcionaria. Mientras la afectada daba la alerta, el ladrón consiguió abandonar la sede judicial y huyó en su bicicleta, aparcada en el exterior.

La situación no es nueva, por eso funcionarios de los juzgados penales reclaman medidas de protección que eviten el fácil acceso a sus mesas de trabajo. "Tratamos con delincuentes y no solo nos preocupan este tipo de robos, sino situaciones peligrosas que vivimos en muchas ocasiones de personas que amenazan o se lían a patadas o paraguazos con el mobiliario. A nosotros, de momento, no nos han agredido directamente pero estamos expuestos", explican. Entienden que bastaría con un mostrador, como ocurre en otras administraciones, y confían que se tenga en cuenta en la ciudad de la Justicia.