Casi 3.000 personas, paso a paso, tiñeron ayer de verde las calles de Vigo. Es el color de la esperanza de Aspanex en su trabajo y lucha incansable por conseguir la plena integración en la sociedad de las personas con discapacidad intelectual. Una buena causa por la que los vigueses volvieron a hacer piña y a poner su pequeño granito de arena en la popular caminata que, como cada primer domingo de octubre -y ya van 36 ediciones- recorre el centro de Vigo. "Es una gran marcha de la solidaridad y la igualdad. Una forma de entender esta ciudad. ¡Hay más gente aquí que cuando estuvo Maná!", exclamó el alcalde, Abel Caballero, antes de dar la salida en el auditorio de Castrelos. Junto a él estuvo también la delegada de la Xunta en Vigo, Corina Porro.

Como buenos deportistas, antes del arranque, a las 10.30, se celebró una pequeña clase de zumba en el auditorio para calentar los músculos y afrontar los 9 kilómetros de recorrido por la avenida de Castrelos, Camelias, Venezuela, Gran Vía, Urzáiz, Príncipe, Porta do Sol, Elduayen, Pi y Margall, Plaza América y vuelta a Castrelos. Además, una de las firmas patrocinadoras ofreció café y chocolate caliente a todos los participantes para coger fuerzas para la caminata. A los más pequeños también se le entregaron globos que contribuyó a colorear todavía más de verde la gran marea solidaria.

Entre los asistentes había todo tipo de perfiles. Desde familias completas con bebés e incluso con sus mascotas, pasando por parejas jóvenes, multitud de niños y también auténticos veteranos. Es el caso, este último, de Teresa Rodríguez, de 80 años de edad. "Llevo unos cuatro años participando y me apunto a todas las marchas solidarias que hay, como ésta o la del cáncer. Por fortuna tengo las rodillas de maravilla y puedo ayudar en todas estas causas, algo que deberíamos tratar de hacer todos", decía minutos antes de ponerse a andar acompañada por sus sobrinas Nieves y Socorro, además de su hijo y su nuera, Emilio y Dina.

El pequeño granito de arena que los participantes pusieron con su inscripción (5 y 3 euros según la edad) supusieron además un nuevo paso para que Aspanaex pueda al fin lograr su sueño de tener una residencia en la ciudad olívica. El edificio ya lo tienen: el antiguo centro de especialidades de Coia. Pero ahora toca reformarlo y habilitarlo para poder ponerlo en funcionamiento. "Hemos podido comenzar ya a realizar derribos en el interior y esperamos que pueda ser una realidad en 2021. Estamos muy contentos y agradecidos con este apoyo masivo que contribuirá a que muchas personas no se tengan que ir a otras ciudades por falta de una residencia en Vigo", confesaba la presidenta de Aspanaex, Teresa Galisteo.

Uno de esos granitos de arena lo pusieron Celso y Pilar, que participaron en la marcha con su hija, Ada, y un amigo de ésta, Isra. También llevaron a su perra Cotó.

"Nos gusta venir no solo por colaborar, sino también porque conocemos gente y el ambiente es muy bueno", confesaban minutos antes de ponerse a caminar.

Pablo, de solo 17 meses, estaba entre los más pequeños del pelotón. Y no era su primera vez. Su madre, Ana, ya lo estrenó en esta actividad solidaria el año pasado.

Acompañada de varios compañeros de trabajo, todos destacaban la combinación deporte y solidaridad como uno de los mayores atractivos por los que participaban.