En septiembre del año pasado, parte de los vendedores decidieron regresar a A Pedra. Aunque algunos vendedores llegaron a hacerse con varios puestos para unificarlos, ampliar su tamaño y modernizarlos, el recinto nunca consiguió despejar al cien por cien. Los puestos abiertos exponían su mercancía al lado de otros que seguían con las verjas bajadas, fuera de actividad. Esa estampa dificultaba que A Pedra pudiese atraer a clientes, reacios a comprar en un mercado que seguía a medio gas. Esta situación provocó de nuevo el cierre total de la nave superior a excepción de varios negocios en la parte baja, a pie de calle.