"La habilidad de mis manos es parte de mi condición de ilusionista y mi mano derecha es mi bien más preciado; debido al accidente tengo en ella una 'avería' para toda la vida y me vi obligado a cambiar parte del repertorio porque hay números que ya no puedo hacer". El mago Jorge Blass se explicó ayer así en el juicio en Vigo por el atropello que sufrió en 2017 en pleno centro de la ciudad olívica, donde estaba debido a una actuación. El conductor, R.C.V.V., golpeó al artista con un espejo retrovisor de su BMW cuando supuestamente circulaba a velocidad inadecuada y con una tasa de alcohol de 0,68. La fiscal pide que el automovilista sea sentenciado a 2.700 euros de multa y tres años de retirada del carné. Y que, con la responsabilidad civil directa de la aseguradora del turismo, indemnice al ilusionista con 50.154 euros por lesiones y secuelas y la cuantía que se determine por los espectáculos que tuvo que suspender. Las acusaciones particulares que representan a Jorge Blass y a dos productoras solicitan similar condena en la cuestión penal -modificaron sus escritos en las conclusiones finales-, pero plantean casi 140.000 euros de indemnización.

El siniestro fue la madrugada del 3 de diciembre de 2017. El artista había actuado en Vigo y estaba con amigos al lado del hotel donde se alojaba. El conductor, que volvía de una cena junto a dos compañeros de trabajo, circulaba por García Barbón y al girar a República Argentina ocurrió el accidente: cruzaban un grupo de personas a las que intentó bordear, pero en la maniobra alcanzó al ilusionista, que cayó fracturándose cúbito y radio del brazo derecho. La fiscal ve concurrencia de culpas ya que el mago, sostiene, iba por fuera del paso peatonal y con el semáforo en rojo para él.

Delitos

Fiscalía y acusaciones particulares atribuyen al conductor un delito de lesiones imprudentes en concurso con otro por conducir bajo efectos del alcohol. La defensa, que demanda una pena mínima, reconoce solo este último delito. El automovilista, que ya tiene otra condena por este ilícito, declaró ayer ante en la juez sobre la noche del atropello del mago que en la cena había bebido "dos copas de vino y un chupito de licor café", pero que no estaba "mal" para coger el coche.

Sobre el siniestro, relató que estaba ante un semáforo en rojo en García Barbón y justificó "un par de acelerones" que dio con el vehículo allí "parado" porque pasaron dos conocidos por la calle. "Era para saludarlos, no quería ponerme a pitar", dijo. Cuando la luz se puso en verde arrancó "normal" y giró a "muy poca velocidad" a República Argentina. "Ya al tomar la curva fue cuando vi a mucha gente en la acera y a una persona corriendo; hice una maniobra evasiva, pero no me dio tiempo a más, todo fue muy rápido, me los encontré por sorpresa, no iban por el paso de peatones; sentí 'plof' en el espejo y una persona se cayó al suelo; ", describió, negando que hubiese intentado huir. "No me fui; me acerqué, me preocupé por el herido y esperé a que llegase la ambulancia y la Policía", indicó.

El mago, mientras, declaró que él estaba cruzando "bien" junto a un amigo - "si no estaba en el paso de peatones, estaba en la línea o al lado", aseguró- y que el conductor lo alcanzó cuando estaba "casi" en la acera. "Escuché un chirrido de ruedas arrancando, aún tengo pesadillas con eso, y lo siguiente ya fue el impacto; fue un golpe seco y sentí un dolor inmenso", contó. "Después recuerdo voces increpando al conductor por no parar", rememoró.

El mago fue operado y tuvo que cancelar 11 espectáculos aquel diciembre. Le dejaron material de osteosíntesis. Las secuelas en brazo derecho, muñeca y uno de los dedos, relató, le afectan a su actividad profesional, de ahí la alta indemnización solicitada. "Me veo limitado en números de prestidigitación o escapismo; algunos no los puedo realizar y en otros, después del show, debo poner hielo", afirmó. El juicio quedó visto para sentencia.